jueves, 28 de junio de 2018

Tiempo de mariposas


La fortuna es malabarista, es diestra en sobresaltos.
En los nuevos tiempos, la insensatez garabatea estropicios en la piel de la doncella.
Verdosas tintas, del estanque de la miseria.
Es urgente sobreponerse al estrago, al bocado feroz del destino.
Nada es eterno y nuestra breve estancia en el vagón del tiempo, sólo sabe a hiel.
Los iluminados buscar abarcar, abrazar el entendimiento, el legado ingente que amasaron los constantes.
Carne de cañón de las horas de asueto, es el peón, la figura necesaria, pero también la más prescindible.
Otros llegarán y con la misma estulticia, ocuparán su sitio, son maleables, predecibles, manipulables.
Era y sigue siendo un erial de ingenio el valle.
Era y sigue siendo un nido de víboras.
La fortuna es funambulista y camina bajo el sol cegada por sus destellos, camina por los alambres que cruzan los abismos, venciendo tragedias, alcanzando sueños, o segando trayectorias.
La fortuna escribe circo y escribe tragedia, y ningún cuerpo escapa a sus labios de seda, o al dolor del zarpazo de sus garras.
Nuevos tiempos, que deparan los mismos presentes.
Tiempos de lobos y de hienas.
Tiempos de mariposas.
Tiempos marcados por el ritmo de la irrefrenable pérdida.
Todo llega para marcharse, nada llega sin el norte de irse.

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