Nadie muere en esta casa.
A todos nos llevan fuera a morir.
Es un deseo no escrito de estas cuatro paredes.
Ni en ella nacemos, ni en ella morimos, solo en ella vivimos.
Aquí ni llegan, ni se despiden trenes.
Que caprichosa es la casa matriz con sus inquilinos.
Nos consiente disfrutarla pero con sus normas.
Caridad fue la última en vivir y no morir en la casa.
Tres días antes se sintió mal y se fue a casa de Tita.
La casa de tita esta en la plaza mayor, es más pequeña, más cálida y acogedora.
Siempre ha sido la casa de las llegadas y las despedidas.
Allí se fue Caridad y se fue Tita y se marcho Julian o salio de allí para irse.
Ahora yo vivo en la casona con mis padres.
¿Como sera nuestra partida.?
La casa de Tita ahora esta vacía, a veces la ocupa mi hermano, pero ya no es tan cálida.
¿Hará una salvedad la casona con nosotros.?
Ya no esta Tita para darnos consuelo, para darnos su bello nombre, Inés María del Consuelo.
Creo que la casa matriz ya lo tiene todo organizado y ni se sorprenderá, ni nos sorprenderá.
Es una casa que tiene claro que no quiere tener espíritus.
Es caprichosa y no quiere que sin razón chirríen las puertas, crujan las vigas, ni aparezcan manchas inexplicables en los espejos, ni corrientes de aire frío que te hielen la nuca.
Nos hemos sometido tanto a los designios de la casa, que vivimos en ella, como ella nos dicta.
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