domingo, 5 de enero de 2014

Entre cuatro peredes que olvidan

Donde habita el olvido. 
En los jardines sin dueño.
En las paredes de flores marchitas y cuadros ausentes.
Refugio de nidos de gorriones y palomas.
Ya nadie corre por los pasillos, ni se esconde tras los visillos de los salones.
En los descarnados mármoles, en los techos abiertos y en las puertas tapiadas para que no se escapen los recuerdos de los que ya viven lejos. 
En el jardín de los afectos que tras heredar olvidan. 

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