miércoles, 8 de enero de 2014

Islas de costas acantiladas

Se lamenta la ola al morir frenada por la áspera roca.
Es la suerte de la orografía de nuestra costa.
Envidia entre espumas, la muerte ligera de las compañeras que mueren en la suave arena.
El destino nos manda escoyos contra los que bravos fenecemos,y nos rompemos en bella y efímera espuma.
Espuma de corrientes y oleajes, de puertos cerrados y destinos forzados.
Islas acantiladas a las que su aspereza lamemos, con el fin de poseerlas en el fundente amor de la muerte en la arena.

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