sábado, 9 de enero de 2021

Filomena, la muy amada


Casi nieva en mis manos.
Casi cuaja la blancura 
en mis curtidas palmas.
Queriendo apresar 
la delicadeza de los cristales 
que caen del cielo, 
he tropezado.
Cuando uno mira
 muy alto y se embelesa 
con lo níveo, 
pierde el paso.
Casi nieva en mi patio, 
en esa minúscula parcela 
de mundo que me pertenece, 
que creo que es mía.
Casi siento 
el gélido dulzor 
de las estrellas heladas 
que esta borrasca 
de nombre bellísimo 
nos regala.
Filomena, 
la muy amada, 
nos trajo la escarcha, 
nos trajo la blancura 
que desdibuja 
la maldad del valle.

2 comentarios:

  1. El título es cautivador y cierto: amamos a Filomena porque ansiamos la lluvia, la queremos, la pedimos... el poema también me gusta mucho, como, me atrevería a decir, mira tú que familiaridad, como siempre. Gracias, un abrazo.

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