martes, 5 de noviembre de 2013

El gran burdel

Hoy todo es grande.
Hoy todo se arremolina, se amontona.
Suma de nucientes, suma de intereses.
La casa grande, el gran burdel.
Amigos de lo ajeno y del grito de guerra.
Intercambiadores de cromos.
Generales de la gran hecatombe, de la gran masacre, de la gran guerra.
Ruido de bajos oficios de ansiosos oficiales.
Ríos sin caudal, pero muy revueltos.
No es la escorrentía lo que en ellos temo, sino lo infecto de la suma de todos sus turbios caudales.
Fulanas que hieden a  bajeza a pesar de los enjuagues.
Unas con sangre en las manos y otras con crímenes en los cajones.

Mamarrachas pintonas

Mamarrachas pintonas de morapio y frite.
A que santo me encomendaré para sortear ileso vuestras bodoqueras moles.
Habéis ahogado la decencia con vuestro estrangulador tufo.
Sapos ebrios de maldad, sebo borracho.
Me escarnia el parásito con los tentáculos de su parentela.
Temo lo fácil que procrea y coloniza el virgen valle la zafia especie invasora.

En zigzag

Marchare en zigzag sorteando obstáculos.
Valle de nubes violetas y anaranjados castaños.
Impregna la niebla la santa de ojos verdes.
Jadeos de ansia por vengar el acto del vil.
Otearé el lejano y futuro horizonte.
Recordando que ya he dejado a tras el brillo de la grasa. 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Per sécula

Un día me reuniré con los niños buenos.
Tras los tramos de dolor que me propinan los canallas.
Me estrangula el malvado mientras rezo en discreto silencio.
El no tiene Dios.
El no soporta la claridad de mi Dios.
Fiesta de luces para tu regreso.
Vence en este mundo el maligno, consciente de su efímera victoria.
Tu nunca tendrás un ejercito eterno.
El ejercito de los justos.
Tesoros para la posteridad.
Condenas per sécula.
Rendidor de cuerpos y ciudades terrenas.

Demasiado simplismo

Si no matas no comes.
Es al ley de las cadenas tróficas.
Engullir o ser engullido.
Demasiado simplismo para nuestra aparatosa civilización.

Mis reyes

Mis reyes son perros.
Mis perros son reyes.
Corte de ladridos.
Celestial aullar de lamedores amigos.

Ingenuos ejércitos de bellacos

Plastilina en manos de sádicos.
Convierte el cruel, falso cordero, mi esforzada infancia en estadio inútil.
Hacéis de los cándidos, ingenuos ejércitos de bellacos.
Lucho contra mi hermano, que aborrece hoy tras tus soflamas, la leche que mamó.

Estragador

Nunca volverá la rosa que aquel iniciatico día tu amante te regalo.
Jamas vuelven las mariposas tras la primavera.
Nada vuelve cuando el cruel tiempo decide que se ha ido.
Estragadoras filigranas de caricias de virgen amante.
Sol enorme de la infancia.
Olor a manzanas rojas en el desván.
Vivo acomodando perdidas y pierdo la vida enterrando fallecidas rosas.

Huida en espiral

Me miro las manos y solo veo tus ojos.
Me repito en los ojos verdes.
Verde musgo de abandono.
Miro las miradas de mis manos y veo el pozo de mis lagrimas.
Pinto para huir y de lo que pinto huyo.

Frío de cera

Corona la maleza la alta tapia.
La tapia que cierra el abandono.
Puerto del último viaje.
Despedido entre lagrimas y rosas.
Coronas de promesas de no olvido.
Pero al final todo se olvida.
Jardín de ausencias y zarrios y frases que nunca sonaron en vida.
Lavo mi conciencia en la urgente visita.
En la forzada lagrima.
Comedia compartida.
Solo unos pocos sienten lo que se ha dejado de sentir.
El latido de amor perdido.
La lisura de unos labios tórridos. 
El brillo del propio reflejo en los ojos de cielo del ser querido.
Extrañas promesas de teatro para nunca, nunca cumplir.
Jardín de ausente y de frió de cera.

jueves, 31 de octubre de 2013

Con el corazón

Si el latido de tu corazón llama a mi puerta, no lo dudes sabes que voy a abrirte.
Cuando se pide con el corazón son muchas las puertas que se abren.

Señorío valiente

Ruinas de historia veo cuando duermo.
Ruinas de historia veo cuando despierto.
El ábside del convento del Espíritu Santo y su alto nivel de escombros.
Pechinas en gran venera que el liquen acaricia.
Casa de Dios abierta al cielo, a su sol y a sus lluvias.
Cantera de codicia para hacer chabolas.
Casuchas de aparceros, en las afueras para que no tiznen el señorío valiente, sin macula a costa de ser preservado sin uso bajo mil llaves de egoísmo.

Llantos rentables

Perfumadas de domingo vais a los velorios.
A dar alaridos como estrategia de notoriedad.
Vais a hacer bulto, bulto redondo, visible.
Rubios de potasa, de pensamientos negros.
Raposas que os abrigáis con pieles de cordero.
Nada os duele pero por todo lloráis, llantos rentables, llantos de réditos.
Lagrimas para embaucar bobos.
Lagrimas de zorra que camufla con dulzor su agrio tufo.

La paz también mata

Si me llamas no correré, volaré entre olivos abandonados de la mano cansada.
No es tu queja un pretexto, es el norte de mis latidos.
Sombras alargadas de cipreses que colonizáis el llano, no os temo y ante su queja os desmontaré.
Llanto de exilio, de marcha forzada.
Ya se vida mía, que no solo mata la espada, sino la paz de los que te matan en el no hacer nada.

Las frioleras lagartijas

Tras la retícula del ventanal esta la inmóvil palmera proyectando crespada sombra sobre el tejado.
Y entre las tejas, huyendo de lo oscuro y fresco las frioleras lagartijas.
Esa es mi ventana, esos mis días de sol y esos son los tranquilos vientos que mecen mi espíritu y calientan mi alma.
Días de horizonte de pájaros, tejas, naranjos, lagartijas y palmera.