lunes, 11 de noviembre de 2013

Sabotaje en mi exilio

Lejos de la zarpa de la envidia pero sintiendo que sigue dando zarpazos.
Sabotaje en mi exilio.
Me sangran las sienes del dolor del zafio.
Es su poder el llanto de cocodrilo, en convencer al sistema de su victimismo.
Zorras troyanas que habéis sometido al sistema.
Sistema de necios que ninguna cautela pone y ninguna atención tiene, permitiendo la entrada al traidor en el recinto de protección que sostiene la moral cristiana.
No temo a Dios pero del mundo voluble todo lo temo.

La titiritera comadre de la alcaldesa

Quebrado está mi honor.
Me quiebro en el desmentir.
Gestos palpables.
Gestos almarios.
Aspavientos de fulanas.
Gordas de tortuosas digestiones.
Pesados toneles de odio.
Os hace caso la diestra.
Os hace caso la siniestra.
Rendís a plomo a los gorriones y la titiritera comadre de la alcaldesa aplaude el disparate.

Sembradoras de odios

Manos sucias de asesinatos que en la oscuridad encuentren coartada.
Anegáis el jardín de babas, babas de odio.
¿Quien indemnizara mis desvelos.?
Nace podrido el fruto de la puta, puta ralea de puta.
Malas madres, peores vástagos. 
Cuna de delincuentes y insensibles bichos.
Tenéis podridas las entrañas de tanto envidiar, de tanto odiar.
El odios no es un buen riego y vosotras la rosaleda crecida con el tesón de otros así saláis, así envenenáis.
Sembradoras de calumnias con las manos manchadas de vulgaridad, odio y sangre.

De casa fina y de fina mesa

Pavor me inunda.
Tiemblan vuestras comisuras.
Farfullas satánicas.
Mientras coméis sopas y dais alaridos.
Salen de vuestra boca esputados tropezones de tocino.
Fideos de bilis.
Finos modales de fina casa y fina mesa.
Temor a caer en vuestras fauces.
Sapos que dormitáis en los salones de tortura.
Fornicio de batracios en las alcobas de los torturadores.
Manchas que devoráis pureza.
Espejos distorsionadores para enderezar vuestra innatas deformidades.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Cárceles de corderos

Chusqueros constructores de apriscos, cárceles de corderos.
Teme el rebaño más al traidor que al lobo fiero.

Me sangran los nudillos

Red de mentiras que me genera mala bilis.
Me sangran los nudillos de tanto aldabonazo sin respuesta.
Justicia que tan presta oyes ladrido, que duro oído tienes para la queja.
Ciegos magistrados que os arrodilláis ante la titiritera que llora por el hijo mal parido.
Madres de interés e infantes prostituidos en aras de pan, de chorizo y de tocino.
Conejas opíparas y obesas.
Malas madres, peores hijas y asesinas vecinas.......

Me regaláis lagrimas

En este pantano de tragedias que me obliga a variar el rumbo me desmorono y diluyo como amargo terrón de azúcar.
Luto interior por los asesinatos, no debo mostrar mi debilidad.
No puedo mostrar mis alas a quien busca amputármelas.
Me regaláis lagrimas y con ellas intento regar mi huerto.
Besos desde mi exilio a las manos y bocas, que me han despeñado por este precipicio.

Siesta de opiaceos

Inconscientes al nacer.
Inconscientes al morir.
Vidas vividas en la inconsciencia.
En la larga siesta de opiaceos.
Viendo los cataclismos pasar.
Hasta que duren las fuerzas.
Fuerzas baldías, latidos insensibles de corazón motor. 

Buscáis el dolor

Si me resbalaran las cosas, no temería a los exegetas de renglones ausentes.
Leéis lo no escrito, veis lo que no existe y testificáis en perjurio lo que no ha ocurrido.
Autopsias de muerte.
Amenazadoras cartas que consiguen atenazarme, aturdirme.
Buscáis el dolor, buscáis la llaga para hurgar en ella.
Pupas, chancros, calenturas que en el beso de Judas os extendéis.

Victorias manchadas de sangre

La sangre apacigua, somete, achanta, vence.
La sangre derramada produce un rédito.
Frutos del temor, del miedo a perder la vida ante quien no duda en eliminar al discrepante.
Victorias manchadas de sangre que algunos con urgencia quieren lavar.
Nada lava la memoria, nada borra un muerto y los mártires viven en los sometidos por la mano sanguinaria.
Disfruta tu victoria hoy, porque como todo en esta vida es efímera.

El águila real

Crisis de condes.
Condes en crisis.
Vuelos de halcones que ignoran palomas.
Su objetivo es el águila real.
Palomas que trastocan mensajes.
Mensajes que someten palomas.
Aires que reclaman sillas, tronos, bancos, sillones fraileros e incluso un escabel para sentar la gota y el bufón real.

Frente común

No es difícil averiguar a quien queréis asesinar hoy.
Son tantos los santos que tenéis donde elegir.
Son mis palabras recados para sordos.
No me queréis oír y esa será vuestra condena.
Hoy soy yo quien huye de la quema.
Quizá seáis vosotros mañana y yo ya muy lejos no podre hacer con vosotros frente común. 

Cristalitos romos

Pasa a rodillo la envidia a las caras gemas.
La cristalización perfecta es diezmada para dejar hueco al vulgar brillo del brillante de molde.
Vidrios brillantes, arenas brillantes.
Joyel de plastico y cristalitos romos.
Arenas de playa que soportan estoicas la chirriante falsedad de la basura de brillos.

Diván de halagos

Sin apoyos está el ornado, el nimbado.
Tumbado gustoso en el exilio reposa.
Diván de halagos de canes fieles.
Los únicos que decidieron partir siguiendo a su líder.
Acosa desde el abandonado reino y confín la enjoyada calumnia.
Ráfaga de frío que entumece.
Como no sentir desapego ante esta desmedida corriente a la que todos mis vengadores se apuntan.
A día de hoy ni yo, ni mis huestes de húmedos hocicos besadores, podemos estar en dos parte. 

Munícipes traidores

Es estragador como se normalizan las malas mañas.
Huestes de policías.
Munícipes traidores.
Falsos y vendidos a Dios sabe quien.
Y desde luego a mino.
Cadena de mentiras.
Mentiras encadenadas.
Y la clave la gran calumnia.
Vilipendiada esta la verdad.
Escarnio en plaza publica.
Plaza de vulgo sediento de ultrajes al sin macula.
Enlodado todo ya no existe zonación.
Todos crueles, todos viles y vengativos.
Me zarandean los que deberían vigilar el orden. 
Si ellos no celan por la justicia quien celará.
Se resiente con esta carcoma la rica estructura de los brillantes ideales, casi nunca cumplidos, por la tendencia a la corruptela y la empatía por el zafio, del que tiene que velar por el orden.
Orden de aniquilación desde los más alto, desde la montaña de mierda de un sistema que cuando erupcione infectara todo de virulento pus.