miércoles, 11 de diciembre de 2013

La casa

Nadie muere en esta casa.
A todos nos llevan fuera a morir.
Es un deseo no escrito de estas cuatro paredes.
Ni en ella nacemos, ni en ella morimos, solo en ella vivimos.
Aquí ni llegan, ni se despiden trenes.
Que caprichosa es la casa matriz con sus inquilinos.
Nos consiente disfrutarla pero con sus normas.
Caridad fue la última en vivir y no morir en la casa.
Tres días antes se sintió mal y se fue a casa de Tita.
La casa de tita esta en la plaza mayor, es más pequeña, más cálida y acogedora.
Siempre ha sido la casa de las llegadas y las despedidas.
Allí se fue Caridad y se fue Tita y se marcho Julian o salio de allí para irse.
Ahora yo vivo en la casona con mis padres.
¿Como sera nuestra partida.?
La casa de Tita ahora esta vacía, a veces la ocupa mi hermano, pero ya no es tan cálida.
¿Hará una salvedad la casona con nosotros.?
Ya no esta Tita para darnos consuelo, para darnos su bello nombre, Inés María del Consuelo.
Creo que la casa matriz ya lo tiene todo organizado y ni se sorprenderá, ni nos sorprenderá.
Es una casa que tiene claro que no quiere tener espíritus.
Es caprichosa y no quiere que sin razón chirríen las puertas, crujan las vigas, ni aparezcan manchas inexplicables en los espejos, ni corrientes de aire frío que te hielen la nuca.
Nos hemos sometido tanto a los designios de la casa, que vivimos en ella, como ella nos dicta.

Picón

Braseros de picón para calentar jamones.
Repletos de cabrillas.
Abrigados con mantas de grasa para no perder calor.
El calor del infierno de las entrañas.
El calor del mal.
Calor frena calor.
Furia frena furia. 

Lona negra

El cielo es una lona negra.
Llena de picaduras diminutas.
Por donde se cuela la luz de Dios.

Arena de mármol

El temblor de la primera vez.
Los latidos febriles de la primera vez.
Los primeros granos de arena que caen lentos e importantes en el reloj de la iniciada vida.
Son los primeros granos del desierto del futuro.
El temblor de la última vez.
Del estrépito del último grano.
Silenciado en el sueño narcótico de los paliativos.
Pesada arena de plomo.
Arena de mármol.
Lagrimas de arena.
Desierto de mármol.
Sobre el que la caída del último grano de arena mata.

Suplicas

El amor no obliga.
Pero cuando se cansa de no recibir pide.
Suplicas de enamorado.
Suplicas de amante.
Suplicas de amor doliente.
Suplicas de amador que de amor pasa hambre.

Mi negativa es tu aniquilación

El hambre en la vida es un ciclo irredento y periódico.
Las fieras solo están apaciguadas si están saciadas.
Acostúmbrate a ser atemorizado periódicamente.
A ser agredido periódicamente.
A satisfacer los caprichos y el hambre del que te extorsiona.
La liberación está en hacer desaparecer a la fiera, la fiera del terror.
Los terroristas son alimañas que periódicamente demandan.
Y quien cede y consiente se esclaviza al terror.
Mi muerte es tu muerte.
Mi negativa tu aniquilación.

martes, 10 de diciembre de 2013

El último en rendirse

El último en rendirse es el corazón.
Penas devastadoras.
Nada de autocompasión.
Lo has arrancado de mi pecho y sigue latiendo por ti.

Los retratos de la sala

Las tragedias huelen a tierra.
A lamparillas de aceite.
A cuentas manoseadas de rosario.
Huelen a brasero.
Huelen a la anea de las sillas del desván.
Huelen a café y tila.
Huelen a la sala cerrada que nunca se abre salvo en los velatorios.
Hoy esta abierta y sale de ella el olor de la tragedia.
Huele desde la puerta a llanto y a muerte.
Todo se impregna entre el murmullo de letanías, que pena y avemarías.
Huele a la Cándida dando ordenes.
Huele a la colonia añeja de las garrafas de la mercería del bisabuelo.
Huele a ausencia.
A la ausencia de los retratos que hay en el salón.

Ácido oxalacetico

Nacemos ángeles y el tiempo nos agria y desala.
Se curte la herida.
Borra el tiempo la cicatriz.
Y olvidamos que el acre vivir nos amputo las alas.
Me zambullo en lagos de ácido oxalacetico.

El holgazán

No envidies mi cosecha.
Porque soy yo quien la ha sembrado.
No envidies mis campos.
Porque soy yo quien los ha arado.
Soy yo quien retiro las piedras que entorpecían la labor.
Soy yo quien expurgo cizañas.
Y quien vela que los pájaros no diezmen la semilla.
No envidies y levántate temprano, como hago yo, a trabajar tu solar.
Con que facilidad envidia el fruto el holgazán.

Camaradas de robo

Que difícil es declarar apestados a determinados ladrones de guante blanco.
Cuentan con diques salvíficos.
Dan cenas en sus salones.
Cuentan con altos camaradas de robo.

Amado amor despreocupado

El precio de una mano.
El precio de un renglón.
El precio de un a caricia.
Mano sobre mano esta  mi amor.
Y se frota las manos dándose asimismo calor.
Despreocupación del que sin dar nada todo lo recibe.
Manos de amado que no realizan ninguna tarea de amante.

El temor encarcela

La preocupación aísla.
El temor encarcela.
Inalcanzable al manoseo.
Perdiéndome la caricia.
El insano vicio de hacerme de rogar.

Encurtidos

Sabores callejeros. 
Ásperos, urgentes e irrepetibles.
Encurtidos en anónimos vinagres.
Sin profundidad.
Placeres de un instante.
Sin tiempo para indagar.
Sin tiempo para no olvidar.
La calle te lo da.
La calle te lo quita.
Sombras de una vida con escasa luz.

Mi pluma

Se necesitan plumas para volar.
Pero yo volaré por obra y gracia de mi pluma.
Verbos de vuelo.
Conjugaciones de viaje.