lunes, 7 de julio de 2014

Apolillable oro

Cuento y recuento posesiones desmoronables.
Tesoros de azucar.
Pesadumbre entre tanto apolillable oro.
Por más que las cuente, el leopardo tiene las mismas manchas.
Por más que me pese, seré por siempre un codicioso avaro.

Las bronceadas mentiras

Los bellos cuerpos se compran con sal.
Es el salario de las caricias al sol.
Tienen buena letra la infieles promesas de verano.
Es el bronceado disfraz de las mentiras.


Nada espero

Nada tengo que sembrar porque nada espero recoger.
Es síndrome de ermitaño, de soledad elegida.
Soledad que nada reclama, nada guarda y nada pide. 
He preferido ser un muñón, un tronco desechado y sin afectos.
Sin vampiros seres que solo saber exigir y nada dar y entender.
Sin tesoros se es más libre.
Sin familia el futuro es una infinita soledad libérrima.

Actos de fe

El hacedor está fuera del tiempo.
Está en los margenes del infierno de las estrellas rojas.
En los castillos de la parcela intocable.
Más allá del inmenso limbo.
Abarcamos tampoco, que tenemos que imaginar para poder abarcar y dormir.
Es tan pequeña nuestra parcela visible.
Es una mota de polvo en la insondable enormidad.
Es un acto de fe creer lo que ocurre y existe una vez cerrados los ojos.

domingo, 6 de julio de 2014

Un atajo para no envejecer viajando

Los callos de mis pies me permiten soportar las largas jornadas.
Soportar y sentir el alma del suelo.
Y sentir dureza contra dureza.
Polvo de firmamento.
Polvo de futuro imprevisible pero calculable.
Polvo de muerte.
Argamasa de oro y mica.
Hilos invisibles.
Esqueleto interior.
Busco en la tranquilidad la grandeza.
Hago del sayo mi capa.
Nada es desierto, solo es arena saturada de vida imperceptible.
Es un atajo para no envejecer viajando.
Oráculos escritos en lo que no vemos.
Persiste la esencia donde ya solo hay ausencia.
Soledad, fértil mantillo donde crecen mis proyectos.

Para poder soñar

No hay arte para el hambriento.
De nada vale el circo, si primero no se reparte pan.
Si quieres que disfrute del brillo sacia primero mi estomago.
El estomago saciado duerme.
Y quien duerme puede soñar.

El cimiento de la moral es el pan

Lo trascendente también agota vigencia.
Uno no se alimenta solo con un bello horizonte.
No desmonta el hambre la palabra.
La fuerza nace del pan.
Pan de hoy, no promesa postergada de pan.
Se construye la moral saciando el instinto.
Porque todos sabemos que hay instintos que no se pueden sublimar.
Hambre y sed de salvación.
Pero primero hambre y sed, de vino y pan.
La consecución del sustento justifica cualquier camino.

Tu mirada congela

La serena frialdad del mármol.
Una piedra por corazón o con el corazón de piedra.
Nada te hiere, nada te hiela.
Es tu indolencia y distante belleza.
La que, al que te mira congela.
Quizás nadie pueda derretir tu coraza de acero.
Tu impermeable lona de bello terciopelo.

Guirigay de loros que lloran en falsete

Vuelven a doblar a muertos, en este pueblo de ausencias y escasas presencias.
Campanas que suenan nítidas, a seco bronce.
Torre, que día tras día me martiriza despeñando sobre el caserío desgracias. 
Corre ya en la calle la alabanza hueca, loa al que certero tenemos que ya no vuelve.
Hoy, en estos días de sol, días revueltos, donde se ha denostado el luto, acudirán los multicolores loros a llorar en falsete.
Guirigay de indumentarias descriteriadas que ningún dolor trasmiten.

sábado, 5 de julio de 2014

Laten con avaricia

La muerte mece el peral.
La muerte precipita las peras.
Manos de madrastra abrazan al querubín.
Pechos estériles que no soportan la primogenitura.
De lo sencillo nace lo complicado.
De lo complicado surge lo sencillo.
Ciclos de encuentro y desencuentro.
De ganancias y perdidas.
Corazones avaros que laten con avaricia.
La muerte mece, pero solo Dios ata.
En el cielo y en la tierra.
La mente febril quiere atar para mañana, lo que no tiene atado ni hoy.
Ni un solo segundo de sol nos pertenece, como pretendemos legarlo al segundon mañana.

Saltar a negro

Saltar a negro.
Silenciar el azul.
El hidalgo ademan.
El grácil aleteo.
Fundido en negro.
Torbellino de discordias.
Ráfaga nociva que marchita hojas nuevas.
Callar no es impedir que grites.
Callar es saciar tus apetitos.
Es comprar tu grito.  

Saber enterrar, saber velar, saber reir

Nada que no esté vació se puede llenar.
Nada que no esté lleno se puede vaciar.
Renovarse no solo es abrir la puerta a los nuevos aires, si no abrir para que salgan los viciados.
Nada cambia si todo permanece, solo las cosas cambian si determinados elementos desaparecen.
Las altas y las bajas en la vida determinan los estados.
Saber enterrar es doloroso pero es la única forma de cambiar y crecer.
Solo puede ser ocupada la sede que está vacante.

Todo se va, todo vuelve

Hijos del sencillo caserío, que habéis doblegado con tesón a vuestros señores.
Hijos de la casa humilde, que hoy poseéis el caserón de la plaza.
Fortunas que van y vienen.
Fortunas que como vienen se van.

A dentelladas

No la sortearán, la harán jirones.
Malas madres que en la pugna no os importa desmembrar al infante.
Monturas sin gema.
Gemas sin montura.
¿Cómo cabalgar si no hay corcel?
¿Cómo saber donde se va? Si sobre el corcel no hay jinete.
Magnifica túnica sin costuras desagarrada por las hienas heredipetas a dentelladas.

viernes, 4 de julio de 2014

Lo insufrible devasta

Todo lo inamovible se hace eterno.
Todo lo eterno se hace insufrible.
Todo lo insufrible devasta, agota.
Que cruel es la existencia que sin fenecer, solo te permite aburrirte y sufrir.