viernes, 12 de septiembre de 2014

El aroma que disipado ya no vuelve

Con el sigilo del que hurta entraré en tu casa.
Nada se resiste a la bravura de la noche,
Es ideal el amor a oscuras.
Amiga aliada de los ideales.
Sin ver, con el solo entrever.
Te robare el preciado bien.
El aroma que disipado ya no vuelve.

No existe la pieza perfecta

Tus palabras me han hecho pecar.
He leído entrelineas el ardor de tus desafueros.
Me he abrasado al leer que solo albergas deseo.
No existe la pieza perfecta.
Solo existe probar erróneas y ardientes piezas.

A solas con los Santos

Se flagela el que no consigue.
Se flagela en la oscura alcoba.
A solas con los Santos que saben de debilidades.
A solas con la meta que marca los fracasos.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Donde el traidor medra

Victima de los días impares.
Victima de los abrazos rotos.
De los besos partidos.
De los corazones lentos.
De los pasos torpes.
Del amor vendido.
De los amigos necios. 
La mentira vende fraudes.
El disfraz vende farsa,
En el revuelo el traidor medra.
Estar parado no es estar quieto.

El peligro madruga más

Los salvadores madrugan, pero madruga más el peligro.
El pastor nunca duerme.
El lobo nunca duerme.
Los hijos heredan vigilias, si quieren salvar del peligro a sus hijos.

El alma del necio

Fatiga crónica, hastió enorme.
Se parcela el alma del incauto.
Se agria el alma del necio.
Solo el tonto se rinde al gobierno del mastuerzo.

Curvas

Adorador de la perfecta curvatura.
Amante de las febriles cuevas.
Fiel inclemente de la voluptuosa forma.
Se pierden los dedos en el recodo.
Encuentra el deseo en el meandro acomodo.
Suaves lomas, ardientes simas.
Venus de dulces formas.
Venus roma.
Carne trémula.
Carne dulce.
Carne de mi carne, sangre de mi sangre.

Mirándome a la cara me hieres

Que maldad encierra el que adrede hace maldades.
Daños a sabiendas.
Sabedores del daño.
Nunca debería ser perdonado el que zahiere con los ojos muy abiertos.

Estados Islámicos 11 S

Violáceas espaldas cortadas por los golpes y los violentos latigazos.
Estados que hacen temblar, estados ante los que tiemblo.
Como pueden unos ojos abiertos ultrajar de ese modo al hermano.
Como pueden mofarse de sus despojos.
Como pueden desfilar con el trofeo de su cabeza.
Como pueden orinar sobre el dolor de la madre.
Como pueden echar sal en la herida del infante que por amor llora.
Estados de miseria moral, baldíos de amor.
Dios no blande espadas, es el hombre el que las blande utilizando en falso el nombre de Dios.

Mi abuela

La abuela, madre de nuestros progenitores es un libro de historia vivo, que desde la calma de su salón nos cuenta el ayer familiar, los usos, tendencias y pensar, nos habla desde la vejez esa segunda infancia que cuando eres niño sientes tan próxima. Las abuelas y su olor y su piel, y esa autenticidad sin potingues que era la verdadera vejez. Yo siempre adoré a mi abuela Caridad, mi abuela materna..........................

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Fascinados por el ruin

Fascinados por el ruin.
Ciegos para ver el fervor que a la ruindad profesamos.
Cainitas seres que al hermano que crece, amputamos las piernas para que se arrastre.
Vemos más sombras que luces.
No vemos talento en el ser, que es talento lo único que posee.
Atormenta la envidia tanto, que abrazamos al ladrón.
Y desatendemos a la victima por ser pura y blanca.
Aplaudimos al muy tarado por que a su lado lucimos perfectos.

En la mejor compañia


Siempre en la mejor compañía.
Siempre de la mano del mejor compañero.
Siempre al lado de los ojos que miran por mi.
En compañía de Jesús.
En la mejor compañía.

Los grandes torturadores

A veces las bellas casas esconden siniestros infiernos.
Casas sin macula, que en silencio dan gritos.
Tras el amor están los grandes torturadores.
Sometidos tras los ligeros visillos.
Rendidos en la mesa común que preside el verdugo.
Manos que solo en publico acarician.
Bocas que solo en publico besan.
Casas hornos de dramas.
Hogares de cardenales y piquetitos.
Nunca el amor somete.
Nunca el verdadero amor con cadenas ata.

Los ininteligibles cultismos

Huyendo de las palabras vulgares.
Me pierdo en el laberinto de los ininteligibles cultismos.
Lejos de las manos que manchan está la esencia de mis palabras.
Incluso está muy lejos lo que escribo de la revisión.
Porque al releerme de todo entiendo y lleno de filos está el contenido.
Cortante esencia parapetada tras la punzante cautela.

En lo pequeño

Me refugio en la calle deshabitada.
En el corral, donde no llega el ruido de la calle.
En lo pequeño, que me permite seguir siendo sin diluirme.
Duerme a mis pies el fiel, único compañero que en el infortunio me sigue.  
Lejos de las lanzas y de los arqueros.
Pero cerca de la caricia que es el olor del limonero.