Con frecuencia la ausencia genera presencia, reflexionar sobre ella, es reflexionar sobre el vacío que queda tras la marcha, la perdida, la desaparición.
La concepción es una plaza, es un espacio abierto, que no siempre fue así.
Antes estuvo lleno, fue solar de clausura, de rezos, solar de obras pías.
En este espacio hubo un convento, una construcción del viejo Cáceres, que la desamortización y la ruina hicieron que pasara a ser solar vacante, solar abierto a nuevas ocupaciones, de hecho se proyecto en el construir un teatro, fueron los dineros los que determinaron la presente ausencia, que ningún proyecto se hiciera presente, hasta llegar a la plaza actual, la más barata de las plazas a realizar, cuando manda el parné, cuando la pasta todo lo manda. Que cercanos nos suenan todos estos entresijos.
La concepción da lugar a los estados de buena esperanza, de preñez, da lugar a las ideas. Y esa es nuestra idea, reflexionar sobre el pasado ausente, sobre la memoria del vacío, sobre la memoria de los espacios, de los colectivos. Reflexionar sobre el nombre de nuestras plazas, sobre la inercia de las ruinas, sobre lo tildantes que son los hechos, los humanos, los edificios.
Palabras que nada dicen hoy, pero que a la luz de la historia dicen tanto.
Escribimos sobre lo escrito, pintamos sobre lo pintado, construimos y derribamos y todo en el mismo solar queda solapado.