Examino el interés de mi cuerpo
y me rindo a sus designios.
No sé dejar de amar en este infierno.
Mis besos lavan tu dolor
y estoy triste.
Mis labios recorren todo tu cuerpo
y estoy ajeno.
No sé vencer el temor,
todos mis miedos.
Es enorme y desolador este abismo
¿Quién diseñará ahora tu desorden?
¿Qué manos disfrutarán tu cuerpo?
¿Quién curará tus puñaladas de hoy y de ayer?
No eres mío
y en esos recodos me pierdo.
No se retener nada
en este averno.
Ya no hay camino para volver,
estás muy lejos.
Te ha alcanzado la noche
y ya no te tengo.
Esta soga no me permite locuras,
volar a tu encuentro.
Me acomodo a la angustia
de olvidar
que todos mis besos
te han sentido.