jueves, 13 de diciembre de 2018

Precipicios


El precio de la estulticia es muy elevado.
Es altísimo el peaje de la necedad.
Traspiés de palmeros, de adlateres cegados por la niebla.
Coyunturas de mercantes perdidos.
Perdidos que abrazan al más memo para caer al abismo.
Alfileres que hilvanan la gloria.
Gloria maldita prendida con alfileres.
Tras el precipicio sólo habita el abismo.

martes, 11 de diciembre de 2018

Herir de muerte


¿Qué es el tiempo? Sí no arena, que cava nuestra tumba.
Es tan tarde, que ya es temprano.
Es tan temprano, que las campanas ya doblan.
Amanecer de cenizas, de destellos que se extinguen.
Herir el corazón, es herir de muerte.
En el centro está el poder.
En esa frágil ciudadela habita el orden.
En su asedio estriba el éxito.
Los enemigos lo saben y por eso sus bombardeos.

martes, 4 de diciembre de 2018

La educada percepción


La adecuada percepción. Los inculcados parámetros con los que abarcamos el mundo. Valores heredados, legado ético. Somos lo que creemos, somos la Deidad que nos vigila, el Todo Poderoso que rige nuestras emociones, y nos ordena desde lo intangible que obrar bien no busca aplausos, porque en el más allá será premiado.
Somos cultura Judeo-Cristiana, somos Cristianos. Acervo ético que nos ha hecho grandes. Desdeñar esos valores es naufragar en un laicismo donde sólo nos vigila ley y a la ley se la puede burlar, porque es de hombres y en hombre hace trampas ante sus iguales, si sabe que no lo observa Dios.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Por la caridad entra la peste


De positividad y otros traspiés, están las cunetas llenas.
Con demasiada frecuencia no hay nada más desacertado que la buena intención.
Frivolidades de necios, de patanes, de charranes y gaznápiros.
Días sin gloria, días plagados de embustes, de tranquilizadoras predicas que nos afianzan en la cárcel de la idiotez.
Caridad mal entendida  que trata con galantería a la garrapata que solo viene a tu casa a parasitar.
Fotos de un postureo atroz que jalea la peste.

jueves, 29 de noviembre de 2018

Dechados


Somos un país plagado de genios, bosque de incomprendidos talentos, selva da grandes, de enormes colosos, bravo mar de impetuosos, que mueren en las orillas entre ingrata espuma. 
Machaca la morralla de lo vulgar, las olas grandiosas de los generadores de alma, de los torbellinos de pasión. Mueren olvidados, desatendidos, dejados al albur de lo inclemente, silenciados entre el ruido, el jaleo de la envidia de un pueblo que no mima, a quien destila hermosura por su pluma, por su grácil manera, por su pincel de dulzura.
Enterramos tanta gloria en el jardín del olvido, que enterrando olvidamos lo grandes que son y fueron nuestros hijos. Cainita España de corralas del chisme, de corralones del barbasco, de torres cuajadas de saeteras para ametrallar dechados.

viernes, 23 de noviembre de 2018

Olga Vir


Olga Vir, viuda de Moscardó, vivia la decrepitud como buenamente podía, mantenía su pompa acogiendo huéspedes en los cuatro cuartos de la planta segunda de su casa, gracias a esta transacción, ella podía seguir manteniendo el servicio de la casa y salvaba del declive el palacete familiar, única propiedad que no le vendió su difunto y fanfarrón marido.
Crescencio Vir León, fue el  más reputado farmacéutico de Cienfuegos, su farmacia era soberbia, de modernistas vitrinas de labrada caoba, repletas de albarelos de porcelana fina, con letras de oro; bergamota, cinabrio, mandragora, quina, beleño, cicuta, acibar.........
Farmacéutico cómo su padre, era el padre de Olga, Don Luis Vir Mesa, montó su farmacia en la calle Prelado Marchena, en el Barrio Nuevo, de estilo más pulcro y depurado, a la moda del momento, tras las grandes lunas de las vitrinas, los albarelos de transparente cristal y los fármacos elaborados con sus vistosos etiquetados. Olga creció siendo flor y nata de Cienfuegos, cursó los estudios dispuestos para una chica de su clase, y cuando tuvo la edad se la presentó en sociedad en el Casino Real, para que la pretendieran.

Nicasio Pombal


En Cienfuegos, Nicasio era un personaje discreto, de perfil muy bajo. Vivía en una casa de huéspedes, en una de las cuatro habitaciones que alquilaba Olga, una octogenaria viuda, que alquilaba cuartos en su palacete para poder mantener un nostálgico estatus de vajillas y plata, de retratos polvorientos en la gran sala.
Nicasio y su sigilo, se habían hecho necesario en la hacienda Moncada, Don Nemesio Solórzano Tenía una gran tranquilidad desde que encomendó sus números a Nicasio. no era nada fácil encontrar personal de confianza, poner las finanzas en manos de honrados contables. Es tan fácil distraer, sustraer, falsear las cuentas, es una tentación tan seductora y lucrativa, que era una espada de Damocles, sobre las haciendas y los hacendados, sobre la prosperidad o la ruina.

Madale Pombal


Magdalena Pombal Mendiluze, era hija de un nuevo rico, de un chocolatero, de un indiano que tras volver de Cuba cargado de muchos cuartos, monto una fabrica de barquillos achocolatados y de pastas de cacao fino. Magdalena tuvo una infancia parca, discreta, sin lujos, ella creció con su madre en la aldea, mientras Nicasio amasaba fortuna en la isla. Creció sola hasta que su padre volvió, pero regresó tarde para darle un hermano, por eso todo el legado recayó en ella.
Madale creció ambiciosa, ilusionada con el proyecto que le contaba su madre, con el prosperar y ser preeminentes. Visitación le leía una y otra vez a su hija, las cartas de su esposo, sus cuitas y sus números, sus anhelos.
Nicasio jugó con ventaja en Cuba, el haber estado en el seminario le había dado una formación muy válida en una tierra donde casi todos los que emigraban a buscar fortuna, sólo tenía la instrucción de un patán.
Nicasio descargo barcos, durmió en la calle, escribió cartas, leyó cartas y hizo pequeños números y llegó con tesón a hacerlos muy grandes. En un año, llevaba los números de un ingenio azucarero, y en dos, todas las cuentas de un gran hacendado de Cienfuegos.



Altivez y altitud


Es tan heladora la gloria,
es regia y enquistante,
es altiva como la altitud.
Cúspides de nieves perpetuas.
Rozando el envidiado cielo,
sólo conseguimos soledad.
Testas coronadas
que sienten vértigo y debilidad.

Chapoteo


Chapoteo en la suciedad de una sociedad que se auto aniquila, en el regodeo perenne de la zafia risa del desinstruido, que tras el humo cómico de su crítica ácida, al marco que ampara su liberticida chanza, esconde la sectaria angostura que pretende imponer a quien no sigue ni jalea sus mofas y algaradas.
Nos señala el pensar distinto, en este mar uniforme de inquisidores que se enharinan de progreso para tapar el tufo a caverna, a reparto de preeminencias, de señoríos, de prebendas.
Son las más sucias manos, las que hoy manosean el pan, el pan narcótico, que atonta con su gratuidad a la ingente masa de vagos, a los indolentes que frente a las cajas tontas, viven obnubilados por el titilar de las mezquinas oraciones del tabernaculo de la información de parte, de los partes de la desinformación, de la secta que llena con sus galernas de odio las mentes de los llanos, de los aniquilados por su llaneza, de los aturdidos por el chisporroteo de los petardos, por las tracas de la pólvora del Rey.
Vivimos aciagas postrimerías de televisivos pastores, de bustos parlantes que extienden el betún de las profecías de Azrael. Invierno de Parcas, de zurcidoras de desastres, de velas remendadas que llevan la barca de Europa, al precipicio de la autocomplacencia y a la silenciosa invasión.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Gabriel


Entumecido y empapado, depositó el cuerpo del infante sobre el blanco lecho, el cuerpo libido, el cuerpo frío del niño perdido, del chaval desafortunado que tras desorientarse en el cerrado bosque, perdió la vida.
Es tan duro llegar tarde, saber que la vida se diluye en segundos, que todo se pierde con el último latido, el que abre la puerta de la frialdad.
Él llegó tarde, agarró el cuerpo inerte cuando exhalaba el último aliento, cuando la plenitud de lo virgen abandonaba el cuerpo rendido de Gabriel, el niño perdido en el bosque de soberbias araucarias, laberinto de columnas, en el que se esfumó el calor del infante Gabriel.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Las fauces tienen dueño


Las fauces tienen dueño.
Los dueños azuzan las fauces.
Soldados en las manos de los estúpidos.
Estúpidos sin brío que buscan virilidad en el poseer violentas fauces.
Las armas no se disparan solas, siempre hay un cretino que las carga y las dispara.

Coordenadas


Las coordenadas de la vida dependen mucho de la altitud y la latitud.
Varados barcos que solo se llenan de vida si las circunstancias son propicias.
Es la orografía la que crea los paraísos, es  el valle el que encierra la vida.
Lo soportamos todo y soportamos contra natura habitar incluso el infierno.

martes, 20 de noviembre de 2018

Vicios de potasa


Vivimos tiempos de distorsión,
tiempos de diabólicas maternidades,
de psicóticas vestales que se aturden en las infiltraciones desmedidas,
en unos pechos nada maternales que hieden a zorrera.
Calor de infierno y de vicios de potasa.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Rafael Eloy


Rafael Eloy Martínez de Jaramillo-Quemado y Pombal, XXIII Marqués de Lajara, título otorgado a sus ancestros por Carlos II en en siglo XVII, era un vivo sin cuartos, sin liquidez, dueño de muchos eriales que poco rentaban, y que al estar vinculados con buen tino, a una Obra Pía que ahora presidía él, no se podían vender.
Refrescar la sangre con el vigor que da el dinero, no era una  estrategia descubierta por Madale, era algo que había hecho ella misma. El amor nada cuenta en el mundo de la preeminencia. Don Braulio también lo sabía y lo había experimentado, muchas veces yacemos con quien no amamos y amamos a quien nos está prohibido corresponder.
Silogismos de los añejos linajes, de la lógica que da prioridad al poder sobre el placer.