Voces rotas que cantan con graznidos.
Pago tus méritos con las lagrimas a deshoras.
Con el revuelo de plañideras oportunistas que acuden al tufo de carroña.
Tras el pago de los palos, tras el ruido de los sables.
Tras tus logros el río revuelto donde pescar es fácil y no requiere talento.
O solo requiere el talento de agitar en los zarzales, en los punzantes enredos.
Intrigas de cortes, de cortes de necios, de cortes de sombras sin ciprés que las proyecte.
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