Funesta procesión entre rayos de sol.
Entre trinos que nada hacen pues mueren sofocados en el clamor de campanas.
Corujas de último instante, corte de malas hijas y de raleas estridentes de aculturados vástagos.
Llantos remedados en el desmantelamiento de los nimios tesoros de un pobre hogar.
Filas de orugas procesionarias, toxicas, artificiales, faltas de estética y ética, de tacto y gloria.
Coronas baratas de urgencia, raquíticas de belleza, raquíticas en el sentir, raquíticas en el aprecio y la honra.
Bandas de lucimiento y de barrabasadas dictadas por la incultura y la poca vida social que hace de la muerte un chismoso festejo.
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