Diferencias irreconciliables acentuadas en la falta de respeto.
La razón no tiene dueño, solo sentido común y argumentos.
Es un río con dos orillas y entre las dos transcurre tranquilo y ajeno.
A ninguna deja de lamer por mucho que una de las orillas se empeñe.
Los dos lados son rozados, erosionados en sus despropósitos.
En sus intentos por quitar razón.
Por deslegitimar el legitimo derecho de estar en el bando contrario.
La vida no es monolítica, el pensamiento no es monolítico.
Por eso existen orillas, por eso deben coexistir orillas.
Por eso se deben trazar puentes.
Puentes de respeto y entendimiento.
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