Desdichados los sin ritmo.
Porque se pierden la musicalidad de las cosas.
Se pierden la opera del mundo.
La zarzuela de los estados.
El roce sinfónico del amor.
La rítmica frotación de los cuerpos.
El viento que silva en las callejuela.
Se pierden y nada encuentran.
Se pierden y sin música se desorientan.
Afortunados los que crean ritmo.
Porque de ellos es la sinfonía celeste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario