Me azota la palabra exquisita del corazón.
Escarnios en la puerta donde bordan sudarios los lagartos.
Es el rey del reino del amor un águila bicéfala.
Es el fingimiento un estado letárgico.
Bajo la sombra sanadora del tilo, como una virgen penante.
Madre descalza que elige privación para saciar al hijo.
Lloraré la batalla que he decidido perder.
Luna mansa que con cantos soterrados plisa el verano.
En el verde césped cubierto de roció te amaré.
El viento gélido impone premura y amputar con celeridad la distorsionadora testa.
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