Corren tiempos para temer.
Para temer renquear.
Tiempos en los que nos vemos forzados a disimular cojeras.
Tiempos donde solo podemos mostrar debilidad en la cámara onírica y circular.
El soldado herido pierde la estima.
Heridas de espinas de amor.
Zarzales que en los abrazos se hieren.
Abrazos de amor y dolor que temen que el invierno sea mañana.
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