Sin música no hay belleza.
Sin estar envuelto es la espiral del alma no hay pasión.
Sin estar envuelto el el efímero vibrar de la armonía.
Que cálido es el abrazo del orden.
Eriza mi piel la poesía que hace ondas en el viento.
La precisa matemática del corazón.
Tras lo etéreo el férreo arquitrabado del constructor de catedrales de cielo.
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