Neones de azúcar con hiel,
chisporroteo de caricias robadas
en los juegos violentos
de una hombría carcelera,
que me fuerza a beber
para soportar y seguir
el ritmo de un desamor
de esclavitud y hambre.
En la noche puedo abrazarte
mientras me tambaleo y desfallezco
persiguiendo una quimera
un placer que nunca llego a consumar.
Ámame, en este infierno de soledad.
Ámame, en estos tragos tan amargos.
Ámame, y no te cuestiones mi amor.
Déjame sentir, tu dorado aliento
y besar tu mirada azul.
Ámame, en este invierno de neón.
Ámame y deséame
con la locura
que te deseo yo.
Azúcar e hiel
en los flashazos estroboscópicos
de la caleidoscópica deflagración.
Ámame, con la locura
que te deseo yo.