sábado, 4 de enero de 2014

La mina de oro

Tras el estertor te abandonaran las pagadas compañías.
Fuerza la soledad a las transacciones.
A aplaudir el teatro del afecto.
A embriagarse en el amor de salarios.
Me abrazan las manos que no quieren soltar su mina de oro.
Como atan las necesidades.
Y como el último derrumbe fuerza el abandono.

Los sables envainados

Los sables envainados.
No se necesita las veinticuatro horas del día ejercer la violencia.
Creado el estado de terror.
El sable envainado espanta.
El rédito de la masacre es una mancha que puede cubrir un océano.
Sometidos en la purga, sometidos en el miedo a volver a ser purgados.

Hostigo


Llueve de hostigo.
Y no cesa el encierro del viento.
Carcelero invierno, que con tenaces guardianes recluyes pájaros libres.

Reyes del matadero

La debilidad genera ira.
Las fisuras violencia.
Ambas generan terror.
Fogatas con las que espantar a los mansos.
Fiestas en los mataderos, entre la sangre de los corderos.
Con la soberbia que da no tener la razón. 
Y enmascarar en lo ilógico el aquelarre de insultos.
Vítores a las manos manchadas de sangre.
Vítores a las fieras que sin pestañear, ni remordimiento desmembraron infantes.
Carceleros y verdugos estrellas del firmamento de las matanzas.
Como no tener fisuras en la fe, en el amparo del inocente, que sufre esta agria lacra.
No es negro el futuro, es rojo como la sangre que para imponerse derraman los totalitarios.

viernes, 3 de enero de 2014

Asamblea de payasos

Grandes tareas entre leones de piedra. 
En la arena del nuevo circo. 
Asamblea de payasos. 
Que hacen estremecerse en sus divagaciones. 
Hasta al medio inteligente.
Se pierde el tiempo.
Se pierde la hacienda.
Se pierde la fama.
Se pierde el futuro.
Y se pierde al pueblo. 
Que con sacrificio costea el sueldo. 
De los parásitos que administran su hacienda.

Las delgadas costuras

La delgada linea que separa la excentricidad del ridículo.
Sometidos a  la carrera de las tendencias de las febriles ideas de un diseñador.
Mortales que juegan a brillar como Dioses, a estar en el Olimpo de las bellas formas enfundadas en las últimas ocurrencias.
Es fácil tropezar con el vértigo, con los desmayos del hambre, con los flashes del éxito. 
Es tan fácil caer en el ridículo de la mano del ansiado triunfo.
Carrera de obstáculos que nosotros mismos, con nuestro afán desmedido por brillar, obstaculizamos.

Sufrir para brillar



Es caro el precio de lucir.
De brillar en el universo de los dictados de los vestidos del emperador.
En las altas esferas del tomento.
Domar el delicado cuerpo en los parámetros excéntricos.
Diamantes tallados para brillar más que el resto.
Lejanos e inalcanzables en la cumbre, solo nos queda para continuar aquí, sufrir y sufrir.

Saberse vender te lleva al congreso

El alto precio que entraña no saber vender los logros.
El ciudadano de a pie no percibe la realidad, percibe una realidad digerida por alguien.
Ese elegido procesa, sesga y tilda el nutriente, alimento que sostiene unida la familia o bando político.
Si no eliges bien a las voceros y a  los cirujanos plasticos de tu campaña estas perdido.
No es cambiar, mejorar, hacer bien las cosas o las tareas encomendadas. 
La clave esta en saberlas vender.
En la cúspide termina el mejor comercial de mentiras de partido.
Miedo nos da el perverso sistema, a los que con nuestros intestinos asimilando información, imagenes. palabras y libros, contribuimos.
En el templo del pueblo mercadean los intereses de los chanchullos de los bandos, camaradas del beneficio propio, asociados para con la ley delinquir.
Así nos va, quien bien gobierna no se sabe vender y el fracasado vende el fracaso como un gran éxito.

Nacionalismos de vajillas rotas

No es una fisura algo repentino, se va fraguando en el tiempo. Inicialmente es imperceptible, es un desencuentro sin trascendencia, nimia mota de polvo que cae sobre la neta superficie del mueble. Pero el continuo hace el resto, descuido, intencionalidad, magnificación, abandono y crispar al todo en función de la grieta.
Dramas de una parte con mucha trastienda, enfundados en discursos de menoscabo, en soflamas de estafa, en didácticas en las que se intenta hacer ver que no sirve de nada la taza sin el asa, cuando en realidad son partes de un todo y lo que realmente no sirve de nada es el trozo del asa.
Asas que reivindican en el enredo, el poder contener el preciado liquido del alma de un pueblo, bandos de parientes azuzados para que abonen odios, para que marquen diferencias, para que vean en su hermano un ladrón, para que alienados crean todo lo que sale de la boca del grupo de lideres y se sientan racialmente superiores al que como no piensa como ellos, tiene aunque sea falso una distinta genética. Racismo de provincias con ínfulas de estado, de dictadores y corte de extorsión que necesitan un reino en el que a sus anchas medrar, leyes a la medida y una justicia que esculpe sus atroces delitos.
Creadores de grietas para montar contiendas, para gobernar la parte en el inoculado odio, porque no tienen talento para gobernar ni convencer al todo, parte plagada de subpartes, que tienen prohibido pensar, opinar, discrepar si no quieren perder, su casa, su mundo pequeño y domestico e incluso su vida. Porque así se las gastan los lideres de los trozos nimios de una taza, imponiendo el terror que es la única forma de forzar a creer que el asa sirve para en el interior de ella algo contener.

jueves, 2 de enero de 2014

Espejos

No orientes si no estas dispuesto a recibir orientaciones.
Los espejos raras veces reflejan imperfecciones.

El pueblo que traga esta perdido

No se disuelven tan fácilmente los engranajes de la extorsión.
No se desmantela tan fácilmente un negocio tan lucrativo.
No abandona tan fácilmente la situación de dominio el tirano.
Gratis salen las ganancias del terror.
Vía libre a nuevas iniciativas, con la misma estrategia.
Perdido esta el pueblo que por miedo consiente y traga con tanta barbarie.

Regalos para no morir.

Caridad forzada.
Caridad por miedo.
Dádivas del temor.
Regalos para no morir.

Nadie mantiene una garrapata en la oreja

Es de noche en las cuentas, se prevén lluvias y en este año no va a salir el sol.
Es tan poco domestica la economía de los que gestionan en aras de sus bolsillos.
Le resulta tan fácil al autónomo tirar por la borda lo superfluo y quedarse solo con lo esencial.
Nadie mantiene en su oreja una garrapata, porque el estado les profesa tanto amor.
Cuentas de fiesta en tiempo de guerra.
El pueblo es carne de cañón del hambre, y el electo traidor y su clientela viven holgados preparando su jubilación.
Pirámide de oro con cimientos de miseria.


El sablazo

Por amor uno asume la desnudez como modo de pasear con el amado.
Pero caminar desnudo y sin coraza implica estar dispuesto a sufrir un sablazo en el corazón.
Por amor se rinde la plaza, se entregan las armas y se jura vasallaje, en la ceguera, al ladrón. 

Ir con armiños

Los cambios de estado duran poco.
La pompa arruina ideales por copiar al rey las formas.
Ascienden hambrientos y ruedan de la cúspide orondos y saciados.
Reyes que se hacen pobres.
Republicanos que enseguida se hacen a ir con armiños enfundados.