jueves, 9 de enero de 2014

Instantáneas de tahures

Crédulos que no digieren.
Ingenuos que sin pestañear creen lo que ven.
La realidad es una gran fisura.
La realidad descaradamente miente.
Las instantáneas las hace un tahúr.
Y el pie de foto lo escribe un historiador del régimen.

Árboles sin hojas llenos de pájaros

Seca el sol la humedad de mi rostro.
En el desmantelado jardín de invierno.
Ni una nube interrumpe su calor.
Y los desnudos árboles como yo. 
Se llenan de trinos de verderón.

Un faro de luz

El sol rogado incendia hoy la espadaña.
Desdibujando en llamas la única alta edificación.
Antorcha que nos recuerda de quien es gentileza la nueva luz.
Nuevo día de placeres y obligaciones.
De renglones de cuentas, de tareas que avanzan.
Hoy el astro rey y el rey del astro me dan luz. 
Para que con el espejo de mi corazón la dirija hacia la verdad.
La verdad es tarea del hombre incendiarla y hacer de ella un faro de orientadora luz.

miércoles, 8 de enero de 2014

Demoledor presente para perpetuar estatus

Mentiras de demagogos. 
De creadores de morralla. 
De cuarteles de adeptos. 
De fieles y ciegos soldados.
Con salarios de migajas.
Adictos al circo.
Y cretinos aleccionados en dar vítores sin pensar.
Es demoledor el presente que habéis creado.
Ojala el inculcar el merito y el esfuerzo.
Pueda cambiar el futuro.

Renglones tuertos

Si las tertulias estan llenas de necios, es porque el publico demanda necedades.
Ignorantes que incendiáis al vulgo, con vulgares mentiras.
Tiembla los renglones derechos, ante tanto y zafio tuerto renglón.

La justicia mortalmente tropieza

Porque hacer infalible la justicia si es humana.
La justicia tropieza como cualquier mortal.
Alcanza lo que alcanza cualquier otro ojo.
Y se inclina por afectos o afinidad como se inclina cualquier humano mortal.

Criticas desde la penumbra.

Criticas sin rostro, descaradas, condenatorias, apedreadoras desde el velo del anonimato.
Muy valientes son los que no son ejemplo de nada, porque alguien ejemplar no se esconde o parapeta tras nada.
Ese es el error de las redes, de los anónimos pescadores de victimas, que desde la penumbra critican lo que en la penumbra ellos practican.

Perversión

Que seductora es la perversa belleza.
Ácido bombón.
Visión imborrable que ofusca mis días.
Candidez en la envoltura e infernales y retorcidas entrañas.
Ángeles caídos expertos en hacerte caer.
Caída de la que uno no se repone.
Y el ángel dominador no te permite salir de su pozo de seducción.
En su complacer y privar.
Monstruos bellísimos expertos en esclavitudes.


Fuente helada

Se escarchan mis manos en mi empeño por sentir la claridad del agua.
Agua helada de fuente entre robles y castaños.
Ya obscurece y regreso por el camino húmedo de tierra encharcada.
Senda de piedras, líquenes y  hojarasca descompuesta.
Ya nadie cuida los olivares que se pierden en los ingratos serpollos.
Malos hijos que no miman el legado de sus padres.

El huidizo sol

Holgazaneo en el huidizo sol.
Bajo la desnuda higuera.
Maraña de ligeras sombras.
Ovillo de luz que se esfumará en segundos.
Devorado por la plomiza nube que rápida avanza.
Intermedio donde se secan los calcetines de chapaletear en los charcos.

Elegido impasse

Besos contenidos de amante descontento.
Lagrimas reprimidas para no mostrar dolencias.
Limpio el almíbar de mis labios para no atraer moscones.

Flores añiles

Me curte la lluvia.
Me curte el sol.
Me curten los años.
Maduro entre penas, castaños y flores añiles.

Ladrones de lana

Divagando sobre futuribles para distraer y hacer malabares.
Si hacer ruido en calle, puedes robar en silencio en el interior de la casa.
Sorprende llorar por la oveja robada, cuando reías cuando tu y los tuyos robaban del rebaño toda su lana.

Islas de costas acantiladas

Se lamenta la ola al morir frenada por la áspera roca.
Es la suerte de la orografía de nuestra costa.
Envidia entre espumas, la muerte ligera de las compañeras que mueren en la suave arena.
El destino nos manda escoyos contra los que bravos fenecemos,y nos rompemos en bella y efímera espuma.
Espuma de corrientes y oleajes, de puertos cerrados y destinos forzados.
Islas acantiladas a las que su aspereza lamemos, con el fin de poseerlas en el fundente amor de la muerte en la arena.

Estrellas de una noche sin firmamento


Todas las furcias son iguales, cantaros seriados, operadas en la misma clínica taxidermista.
Obsesionadas por la vulgaridad, por el exceso de formas, por la voluptuosidad de la silicona, adherida a chasis esqueléticos, fruto de las desordenadas ingestas y el tabaquismo. 
Todas se remedan, en las inoculadas tendencias, vendidas por cirujanos carniceros y desaprensivos que llenándolas de costuras hacen su agosto.
Vulgar y previsible es su vida, del jergón a la temprana sepultura, sin haber sido amadas. Solo usadas como muñecas de plástico, de plástico vivo. 
Les ciega la euforia del piropo del hambre del camionero, el halago a media luz y los billetes que les posibilitan un nuevo retoque, un paso más hacia el esperpento, el ideal circense del lupanar, la atracción más buscada del momento, ansia de torturador star.
Un costurón más en sus recosidos cuerpos, carne de cañón de una moda que para nada, en la obscuridad del cubil sirve. Pero que contenta al proxeneta, que las explota y presume de mercancía en la barra de los tugurios de alterne, en los que las degrada por una protección que no necesitarían si no hubieran decidido ser estrellas de una noche sin firmamento.