Tenemos que tener presente la traca final.
Escritos a dos manos donde sin desfallecer no nos debe temblar el pulso.
Para dinamitar el punte.
Para volar la plaza.
Con las mínimas reservas.
Con el corazón bunquerizado.
Tormentas deshilachadas.
Que aunque llegan torpes.
Llegan cuando estamos menguados.
Desfallecidos, esquilmados.