sábado, 15 de diciembre de 2018
No Dioses, que matan a DIOS
A veces, sólo legamos el desafuero del ansia de venganza, la angustia que nos corroe buscando esa oportunidad.
No es nada fácil vivir sin odio, vivir sin odiar algo o a alguien, construimos nuestro discurso sin confrontarlo.
Amanecemos en los elegidos infiernos, en la ruina que hemos construido macerando inquinas.
Cicatrices sin talento, que hemos olvidado cómo llegaron a nuestra piel.
Amores que proyectan caprichosas vendettas, sobre la nívea piel que nunca roza el sol.
Tiene demasiado encanto la mano que esparce cizaña, para impedirle que la esparza.
Es el encanto del propagador de descalabros, de aridas plagas.
Desquiciados, obedecemos a la ira, a la riada que nos espera con los brazos abiertos, para engullirnos en su gregaria ovinidad.
Nos eligen las filias, nos absorben las fobias.
Fracasados que construimos en el lodo de la contraposición, en el no ser lo que los otros son.
Credos que niegan credos, NO DIOSES, QUE MATAN A DIOS.
viernes, 14 de diciembre de 2018
Chocamos sin azar
El primer disparo,es el menos certero.
El pulso nos tiembla y erramos el blanco.
Lenguas que generan división.
Enemigos que generan lenguas.
Sátrapas de reinos de barro.
Manos infectas que manosean el pan.
Somos hijos de nuestra cólera.
Amigos de nuestras fobias.
El calor habita en la ira, en el nido de víboras de la repulsión.
Chocamos sin azar, por azar variamos trayectorias.
Sin seso viramos en el últimos segundo.
Sin impacto no hay amor.
Garras para depredar
Hay gente que se ahoga en la nada.
Que nada en desidia.
Que busca inutilidad.
Injurias abrazadas para desagraviar.
Los paraísos son fértiles.
Es pobreza el erial.
Lo conveniente es difícil.
Lo fácil difícilmente nos lleva a la notoriedad.
Las alas son para levantar el vuelo.
Las garras para depredar.
jueves, 13 de diciembre de 2018
Precipicios
El precio de la estulticia es muy elevado.
Es altísimo el peaje de la necedad.
Traspiés de palmeros, de adlateres cegados por la niebla.
Coyunturas de mercantes perdidos.
Perdidos que abrazan al más memo para caer al abismo.
Alfileres que hilvanan la gloria.
Gloria maldita prendida con alfileres.
Tras el precipicio sólo habita el abismo.
martes, 11 de diciembre de 2018
Herir de muerte
¿Qué es el tiempo? Sí no arena, que cava nuestra tumba.
Es tan tarde, que ya es temprano.
Es tan temprano, que las campanas ya doblan.
Amanecer de cenizas, de destellos que se extinguen.
Herir el corazón, es herir de muerte.
En el centro está el poder.
En esa frágil ciudadela habita el orden.
En su asedio estriba el éxito.
Los enemigos lo saben y por eso sus bombardeos.
martes, 4 de diciembre de 2018
La educada percepción
La adecuada percepción. Los inculcados parámetros con los que abarcamos el mundo. Valores heredados, legado ético. Somos lo que creemos, somos la Deidad que nos vigila, el Todo Poderoso que rige nuestras emociones, y nos ordena desde lo intangible que obrar bien no busca aplausos, porque en el más allá será premiado.
Somos cultura Judeo-Cristiana, somos Cristianos. Acervo ético que nos ha hecho grandes. Desdeñar esos valores es naufragar en un laicismo donde sólo nos vigila ley y a la ley se la puede burlar, porque es de hombres y en hombre hace trampas ante sus iguales, si sabe que no lo observa Dios.
sábado, 1 de diciembre de 2018
Por la caridad entra la peste
De positividad y otros traspiés, están las cunetas llenas.
Con demasiada frecuencia no hay nada más desacertado que la buena intención.
Frivolidades de necios, de patanes, de charranes y gaznápiros.
Días sin gloria, días plagados de embustes, de tranquilizadoras predicas que nos afianzan en la cárcel de la idiotez.
Caridad mal entendida que trata con galantería a la garrapata que solo viene a tu casa a parasitar.
Fotos de un postureo atroz que jalea la peste.
jueves, 29 de noviembre de 2018
Dechados
Somos un país plagado de genios, bosque de incomprendidos talentos, selva da grandes, de enormes colosos, bravo mar de impetuosos, que mueren en las orillas entre ingrata espuma.
Machaca la morralla de lo vulgar, las olas grandiosas de los generadores de alma, de los torbellinos de pasión. Mueren olvidados, desatendidos, dejados al albur de lo inclemente, silenciados entre el ruido, el jaleo de la envidia de un pueblo que no mima, a quien destila hermosura por su pluma, por su grácil manera, por su pincel de dulzura.
Enterramos tanta gloria en el jardín del olvido, que enterrando olvidamos lo grandes que son y fueron nuestros hijos. Cainita España de corralas del chisme, de corralones del barbasco, de torres cuajadas de saeteras para ametrallar dechados.
viernes, 23 de noviembre de 2018
Olga Vir
Olga Vir, viuda de Moscardó, vivia la decrepitud como buenamente podía, mantenía su pompa acogiendo huéspedes en los cuatro cuartos de la planta segunda de su casa, gracias a esta transacción, ella podía seguir manteniendo el servicio de la casa y salvaba del declive el palacete familiar, única propiedad que no le vendió su difunto y fanfarrón marido.
Crescencio Vir León, fue el más reputado farmacéutico de Cienfuegos, su farmacia era soberbia, de modernistas vitrinas de labrada caoba, repletas de albarelos de porcelana fina, con letras de oro; bergamota, cinabrio, mandragora, quina, beleño, cicuta, acibar.........
Farmacéutico cómo su padre, era el padre de Olga, Don Luis Vir Mesa, montó su farmacia en la calle Prelado Marchena, en el Barrio Nuevo, de estilo más pulcro y depurado, a la moda del momento, tras las grandes lunas de las vitrinas, los albarelos de transparente cristal y los fármacos elaborados con sus vistosos etiquetados. Olga creció siendo flor y nata de Cienfuegos, cursó los estudios dispuestos para una chica de su clase, y cuando tuvo la edad se la presentó en sociedad en el Casino Real, para que la pretendieran.
Nicasio Pombal
En Cienfuegos, Nicasio era un personaje discreto, de perfil muy bajo. Vivía en una casa de huéspedes, en una de las cuatro habitaciones que alquilaba Olga, una octogenaria viuda, que alquilaba cuartos en su palacete para poder mantener un nostálgico estatus de vajillas y plata, de retratos polvorientos en la gran sala.
Nicasio y su sigilo, se habían hecho necesario en la hacienda Moncada, Don Nemesio Solórzano Tenía una gran tranquilidad desde que encomendó sus números a Nicasio. no era nada fácil encontrar personal de confianza, poner las finanzas en manos de honrados contables. Es tan fácil distraer, sustraer, falsear las cuentas, es una tentación tan seductora y lucrativa, que era una espada de Damocles, sobre las haciendas y los hacendados, sobre la prosperidad o la ruina.
Madale Pombal
Magdalena Pombal Mendiluze, era hija de un nuevo rico, de un chocolatero, de un indiano que tras volver de Cuba cargado de muchos cuartos, monto una fabrica de barquillos achocolatados y de pastas de cacao fino. Magdalena tuvo una infancia parca, discreta, sin lujos, ella creció con su madre en la aldea, mientras Nicasio amasaba fortuna en la isla. Creció sola hasta que su padre volvió, pero regresó tarde para darle un hermano, por eso todo el legado recayó en ella.
Madale creció ambiciosa, ilusionada con el proyecto que le contaba su madre, con el prosperar y ser preeminentes. Visitación le leía una y otra vez a su hija, las cartas de su esposo, sus cuitas y sus números, sus anhelos.
Nicasio jugó con ventaja en Cuba, el haber estado en el seminario le había dado una formación muy válida en una tierra donde casi todos los que emigraban a buscar fortuna, sólo tenía la instrucción de un patán.
Nicasio descargo barcos, durmió en la calle, escribió cartas, leyó cartas y hizo pequeños números y llegó con tesón a hacerlos muy grandes. En un año, llevaba los números de un ingenio azucarero, y en dos, todas las cuentas de un gran hacendado de Cienfuegos.
Altivez y altitud
Es tan heladora la gloria,
es regia y enquistante,
es altiva como la altitud.
Cúspides de nieves perpetuas.
Rozando el envidiado cielo,
sólo conseguimos soledad.
Testas coronadas
que sienten vértigo y debilidad.
Chapoteo
Chapoteo en la suciedad de una sociedad que se auto aniquila, en el regodeo perenne de la zafia risa del desinstruido, que tras el humo cómico de su crítica ácida, al marco que ampara su liberticida chanza, esconde la sectaria angostura que pretende imponer a quien no sigue ni jalea sus mofas y algaradas.
Nos señala el pensar distinto, en este mar uniforme de inquisidores que se enharinan de progreso para tapar el tufo a caverna, a reparto de preeminencias, de señoríos, de prebendas.
Son las más sucias manos, las que hoy manosean el pan, el pan narcótico, que atonta con su gratuidad a la ingente masa de vagos, a los indolentes que frente a las cajas tontas, viven obnubilados por el titilar de las mezquinas oraciones del tabernaculo de la información de parte, de los partes de la desinformación, de la secta que llena con sus galernas de odio las mentes de los llanos, de los aniquilados por su llaneza, de los aturdidos por el chisporroteo de los petardos, por las tracas de la pólvora del Rey.
Vivimos aciagas postrimerías de televisivos pastores, de bustos parlantes que extienden el betún de las profecías de Azrael. Invierno de Parcas, de zurcidoras de desastres, de velas remendadas que llevan la barca de Europa, al precipicio de la autocomplacencia y a la silenciosa invasión.
jueves, 22 de noviembre de 2018
Gabriel
Entumecido y empapado, depositó el cuerpo del infante sobre el blanco lecho, el cuerpo libido, el cuerpo frío del niño perdido, del chaval desafortunado que tras desorientarse en el cerrado bosque, perdió la vida.
Es tan duro llegar tarde, saber que la vida se diluye en segundos, que todo se pierde con el último latido, el que abre la puerta de la frialdad.
Él llegó tarde, agarró el cuerpo inerte cuando exhalaba el último aliento, cuando la plenitud de lo virgen abandonaba el cuerpo rendido de Gabriel, el niño perdido en el bosque de soberbias araucarias, laberinto de columnas, en el que se esfumó el calor del infante Gabriel.
miércoles, 21 de noviembre de 2018
Las fauces tienen dueño
Las fauces tienen dueño.
Los dueños azuzan las fauces.
Soldados en las manos de los estúpidos.
Estúpidos sin brío que buscan virilidad en el poseer violentas fauces.
Las armas no se disparan solas, siempre hay un cretino que las carga y las dispara.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)