jueves, 11 de octubre de 2012

Trayectorias erráticas

Lo nuestro fue una colisión de trayectorias erráticas.
Años de hierro y plomo.
Error de calculo y error de impacto.
Nada que no subsane un montón de perdidos años.
Árbol que nació viciado, y cuyo vicio nunca fue corregido.
Ya hoy libre y errante busco mi sitio.

Esponjoso, brumoso ,nada doliente

Es tu amor como el algodón de azúcar, estacional como una fiesta de verano.
Delicada y efímeramente esponjoso.
Empalagosamente dulce.
Ligero, rosa e inconsistente.
Un terreno brumoso y nada edificante.
Un capitulo almibarado, prescindible y nada doliente.
Para el verano el algodón, pero para el invierno prefiero lana.


Poder volver

Jamas bajo al frondoso patio, ni recojo los limones, ni las naranjas, ni los negros higos, dejo que los picoteen y los devoren los pájaros.
Es la cripta la que me impide bajar, allí descansa el que solo paso un día en casa, y a su lado esta Baltasar y el bello y joven Ludovico. Eso me impide descender las escaleras de granito, tapizadas de verdín. 
En la fresca nave de baja bóveda duermen, mientras esperan, poder volver a jugar conmigo en el cielo.

Tiznado de ampelita

Jamas utilizaré la espuela para avivar tu galope. Antes clavaría en mi cuerpo punzantes cristales de salgema.
No hay supeditación en nuestra relación de necesidad.
Aun tiznado de ampelita, conoces bien la blancura de mi alma.


No saben que van a morir


Volare de noche pensando en la próxima contienda. Serán las estrellas astros menos cegadores las que me guíen en la proeza de burlar al delatador astro rey. 
Viviré en las horas oscuras, hasta que mi madurez me permita salir del cadarzo y brillar al sol con la plenitud del mas bello ninfalido.
Los muertos, te informo, no saben que van a morir.


Es tan resistente


Me armaré de fuerza y por fin me dejaras de tratar como a un adjunto.

Desfilan tus logros ante tus cerrados ojos.
Es mi garante la verdad, camino unidireccional.
Quebrantaré tus huesos para reducirte a polvo.
Agradeceré que no me das de comer, ni me vistes.
Son tus artificiales fronteras el cáncer de mi penillanura.
Yo solo tengo una cabeza, yo no comparto bicefalia con el pie.
Ahorraré afectos, voy a reducir el derroche de mi amor.
Uniré migajas y recompondré un pan, y solo para mi será.
Nada daré a quien nada me da.
Sigilosas serán mis cautelas.
Me parapetaré en la autarquía.
Con el hambre y mi ausente caridad confío en que eliminaré a tu casta .
Las estrecheces te famelizarán, pero tu resistencia de parásito quizás no me permita aniquilarte.
Todo lo rastrero es tan resistente.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Uvas verdes


Puedo ser objeto de descalificaciones, podéis pregonar de mi defectos, pero si algo esta claro, es que verdes o maduras, las uvas no están ya a vuestro alcance.

En la alcoba

Del dosel al jergón. 
Guiado por la brújula pulsión.
No te derrotan en el campo de batalla. 
Sino en la corta distancia de la alcoba.

La morada de mi Dios


Sé todo lo libre que quieras. 
Pero permíteme elegir la banda sonora de mi casa.
Y elegir si deseo que pongas en pie tu circo en el privativo espacio de mi morada o de la morada de mi Dios.

Sin desfallecer

Lame mi herida que tu saliva sanara mi llaga.
Salvas por tu derrota.
El germen de mi mal, inoculado con tretas, tu lengua y afecto frenarán.
Postrado pero no vencido, me encomiendo a mis aliados.
Será accesorio que me veas llorar.
Por la gangrena he sacrificado mis piernas.
Pero mi corazón late con la misma fuerza en mi no rendido pecho.
Siento como clavas en mi palma el inmerecido clavo.
Me ahormo al castigo pero no es justo.
Tira mi peso de mis brazos, sin desfallecer sigue mi alma.
Vergonzosas víboras que intentáis minar los cimientos de las torres que os hacen sombra.
El plomo no hiere las alas de los ángeles.
Nunca podrás cortar la lengua a un espíritu libre.




Tu toxicidad

Pon fin a tus días y pondrás fin a tu perversidad.
Alimaña de siete cabezas y siete vulgares y perniciosos malos pensamientos.
Difícil romper el ciclo de tus malvadas acciones.
Naciste fiera de sórdidas entrañas.
Acorta tu existencia en aras de minimizar tu toxicidad.................


Brillos caducos


Vendaval de alhajas que compran placeres.
Efímera belleza que compite en fulgor con el brillo eterno. 
Belleza que servirá para pagar no uno sino mil brillos caducos.


Asumiremos el descuido

Que rinda tu abrazo de arena.
Que cuando ella te abrace se hará balance.
Caricia fundente, que con su fuerza estruja buenas acciones.
Y fertilizando el campo de ortigas, bajo las palabras de olvido que en el mármol se descomponen. 
Asumiremos el descuido, como la atmósfera del nuevo reino, en la calma de hortensias y secos laureles.

martes, 9 de octubre de 2012

Al lado de la tierra de nadie


Ayer estuve paseando entre olivos, los olivos de la tierra roja, a la que la escorrentía hiere y tortura, rasgando su aluvión.
Ahora hay mas zarzas, mas descuido, las resistentes encinas avanzan en su afán colonizador, y incluso los pinos piñoneros nacidos de los grandes pinos de la finca de al lado también avanzan sobre el olivar. Todo es un poco mas agreste pero sigue trayéndome muchos recuerdos.
Recuerdo aquel viernes, el del incendio, cuando se quemo la pequeña casa, veíamos en el televisor rojo unos dibujos animados en blanco y negro, en aquella época teníamos un generador de gasóleo. No fue grave, pero ese día mis tíos decidieron que construirían una nueva casa. 
Recuerdo las ovejas que se comían los mamones de la tronconera donde escondíamos los tesoros, todo era inmediato, manejable, fácil, el ayer y su enormidad, volví a ver la ruina de la casa de la huerta, y me resulto pequeña. Al lado de tierra de nadie estaba el improvisado pudridero, con huesos de ovejas y perros, mis tíos siempre tuvieron mastines, ayer aullaban demandando afecto.
Recorrí los pozos, las charcas, el perímetro de las 48 hectáreas del olivar, atendí a la yegua que entre los perros parecía distraída, y volví a pasar delante de las alborotadoras gallinas, me marche con el propósito de al día siguiente volver.

Galope febril


Acabo de despertar en la soledad del abandono. Se enfría en mi piel el sudor de la furia. Tras el supino punto álgido, vuelvo a depender, necesitar, desear una nueva ocupación, un nuevo estar pleno, henchido de brava pulsión. Que no por haber sido saciada mil veces, es mas sumisa. Mi mente esclava de amor, traza estrategias para volver a sentir el violento galope, febril y desestabilizador que en mar de caricias me arrasa.