El tiempo hace a la belleza serena, pero también la llena de manías.
Tortura la ilusión el empeño en preservar estatus, sitio y comodidades.
No es fácil que el ciego amor arrastre a la madurez.
Es conveniencia y acomodo lo que persiguen los años.
No desea noches en vela, ni febril inapetencia.
Las serenas bellezas no se bañan si hay oleaje.
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