Que caros nos salen los crecidos egos, los egos de los perdedores que mandan aupados por los votos raquíticos de la última fila. Duele ver el arbitrario gestionar de los creadores del hambre, de los que con su latrocinio sembraron miseria.
Que les importa a ellos donde viva el pueblo, como duerma y coma, o como sufre afrontando la muerte en los corredores de la espera.
Últimos instantes de morfina que ralentiza el ritmo cardíaco, para que aturdidos en el sueño narcótico y sin gimiqueos, abracemos sin molestar a la muerte.
Ya no dispensan vida las urgencias, dispensan sueños eternos, más baratos para la agónica sanidad y para la caja maltrecha de las saqueadas pensiones.
Andalucía va bien, o mejor dicho la elefantiásica administración de Andalucía va bien.
La presidenta está embarazada, pero la no electa presidenta, nada subsana y no desembaraza a Andalucía de los problemas graves que la aquejan.
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