Si estuviera mi casa sosegada,
Si existiera en mi vida la calma.
Si no meciera mis sueños el tormento.
Si tuviera resueltas mis cuentas.
Si no temiera la sombra del abismo.
Si estuvieran mis afrentas saldadas, me iría.
Pero no he servido las cenas heladas.
Y aun no he salpicado con la verdad.
Los fariseos sepulcros blanqueados.
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