Me cuesta tan poco ser ingenioso, que puedo permitirme el lujo de derrochar ingenio.
El que tiene hambre, hambrea.
El que tiene brillo, centellea.
Si en la oscuridad no se pueden ver las faltas.
Es porque la noche nos hace ciegos.
Pero el que tiene demasiada luz nos ciega.
Caminos muy dispares que llegan al mismos punto, un mundo a tientas.
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