Solo las vírgenes necias salen a pasar la noche fuera de casa sin llevar aceite.
No es estar alarmados, si no ser conscientes del riesgo y de la alarma.
Hay que reconocer el paño, obrar como un buen sastre y evitar desastres.
Ser cauto y previsor no es alarmismo, es percatarse de la fisura y vigilar al ladrón que lamentablemente ya está en casa.
El generoso y envejecido occidente, necesita lacayos, y los obreros de toda la vida de Dios son enemigos pagos.
Enemigos que quieren ser señores, enemigos que saben ser pacientes, enemigos que nos tienen pilladas las debilidades, enemigos que en silencio son los grandes invasores.
No quiero que la desdentada y vieja Europa sea una virgen necia, ni una virgen senil y postrada.
Quiero un occidente consciente y cauto, que tipifique y actué, que ate en corto a la fiera y que deje de avergonzarse de las fobias que no tiene.
Toca abaluartar, no toca jornadas de puertas abiertas para que entren más caballos de Troya.
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