Nada me nubla porque espanto las tormentas.
Nada me nubla aun que me cerque la densa niebla.
No me hiela el esquivo sol, porque sobre mi pecho duerme el calor.
Ata mi mano con mil caricias al astro rey que en mi alcoba brilla.
Suave brisa que sabe a sal mece la calma de mi azul mar.
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