Cuando los crímenes acontecen detrás de la colina y solo nos llega el llanto.
Cuando nuestros ojos no ven y preferimos creer que la queja es un mal sueño.
Cuando nos embarga la pasividad de nuestra placida vida.
Cuando pesamos que un nuestro mundo todo es placer.
Placer egoísta que ni oye, ni quiere ver la vida gris.
Sin ver a quien vive a lado, tras los cenicientos muros.
Sin sentir el frío rumor del río de llanto.
Calidez de puertas cerradas.
Felicidad de cerrado corazón.
Cuando a las tragedias les damos la espalda.
Quien nos ayudará cuando el dolor nos envista de frente.
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