domingo, 7 de octubre de 2012
Lo ramplón
Y cuando me levanto por las mañanas, pido la vuelta del ángel exterminador, para que elimine de la bellísima tierra todo lo vulgar, todo lo ramplón, todo lo sin gracia.
La maraña
Enredado en la maraña conspirativa, alimento mi autoestima pensando que venceré la voraz envidia de las pirañas quieren dejarme en los huesos. No lo permitiré, yo soy el líder de mis bellas fieras, y no me puedo permitir el lujo de desfallecer, repetiré mil letanías para que todos los santos rueguen a Dios por mi.
Tadeo
Hoy me he levantado aturdido por el tufo a ordinariez y vendetta, sé que según transcurra el día se me pasará, me abandonaré en los brazos de los que me prodigan su afecto. Ayer fue duro Tadeo se marcho de casa, más bien yo lo abandone a una suerte que ya no compartirá conmigo y me duele el corazón tras lo que he hecho. No pensaré, el hoy es duro y no puedo desfallecer, mis bellas fieras no son conscientes, ellas ajenas en el mundo de mis afectos y atenciones están saciadas y dormitan candidamente en la seguridad del hogar.
Pedregal
Soy consciente, he plantado en un pedregal, y el grano se lo han comido los pájaros.
Mis nuevos presentes no son lamentos, son un sendero de fragor y luz.
Esperare que me acompañen los dignos, los fértiles, y olvidare que un día tuve un amigo pedregal.
Sinvergüenza
Frente a frente, en su cara le espeto, eres un sinvergüenza, como te atreves a tipificar trastornos de otros.
Su mirada hizo un barrido sobre el, cayeron sus parpados, y sus enormes pestañas araron el aire. Volvió a abrir sus ojos punzantes de terribilidad y le volvió a repetir acuchillándole con su durísima mirada, eres un sinvergüenza. Se giro sobre si mismo como el solo sabe hacer y con displic
Su mirada hizo un barrido sobre el, cayeron sus parpados, y sus enormes pestañas araron el aire. Volvió a abrir sus ojos punzantes de terribilidad y le volvió a repetir acuchillándole con su durísima mirada, eres un sinvergüenza. Se giro sobre si mismo como el solo sabe hacer y con displic
encia y desdén se aparto de el, declarando sin decirlo el nuevo estado en el que entraba, "apestado".
Nos marchamos, y la altisonante palabra durante las siguientes horas retumbo lesiva en el aire del abandonado espacio.
Nos marchamos, y la altisonante palabra durante las siguientes horas retumbo lesiva en el aire del abandonado espacio.
Culmen de aspiraciones
Nunca estés mediocremente ocupado, conformándote y saciándote en la mediocridad trasmitirás la sensación de ocupado y perderás las oportunidades de la satisfacción plena esa es por la que hay que apostar. Controla tus ansias y guárdate para el afecto diez, te lo mereces y quien te esta buscando a ti como culmen de sus aspiraciones también.
Adiós - odias
Y yo me sacudiré tus miserias, al salir de tu casa, de tu vida, de tus afectos, y tu como siempre con el ilusionante ADIÓS, principio de lo nuevo, de lo por venir, de lo que tengo la certeza de que sera mejor, construirás en tu linea el ODIAS, es tu sino el atormentar y atormentarte.
Los postrimeros momentos
Si el mundo fuera al revés, moriríamos para al final nacer, y odiaríamos para al final amar. Me gustan más los principios que los finales, y yo a mi entender reservaría el dulce sabor para el final, es duro finalizar con el agrio paladar del odio y la muerte en nuestra boca. En los postrimeros momentos no quiero que rocíen con sal mis yagas.
Nada me nubla
Sonara la calacuerda retumbando en los verticales muros del valle.
Frondoso microclima de dolor y de agrios huertos de naranjos.
En tu fidelidad de albatros reposare.
Nada teme a quien el afecto le protege.
Pretendiste mi preternaturalización.
Frondoso microclima de dolor y de agrios huertos de naranjos.
En tu fidelidad de albatros reposare.
Nada teme a quien el afecto le protege.
Pretendiste mi preternaturalización.
Pero mi certero golpe de alfange, amputo la mano hostil.
Ni el barbero destizna tu cara, alma negra de cara recia y negra.
Zancadilleare la fortuna de tu anular.
Tras el desplome, nada me frena, nada me nubla, nada me impide ganar la batalla.
Ni el barbero destizna tu cara, alma negra de cara recia y negra.
Zancadilleare la fortuna de tu anular.
Tras el desplome, nada me frena, nada me nubla, nada me impide ganar la batalla.
Impío mundo
Humanos
¿Qué nos hace humanos? Dudo que sea la caridad y la empatía,
y si es así,
creo que hay muy pocos humanos
y si es así,
creo que hay muy pocos humanos
Ligero y mustiante
El cálido sol me da vida, aunque reseca las verdes briznas que tapizan mi valle, no lo lamentare el devenir es perenne y el sol otra vez se volverá a marchar, disfrutare su tórrida caricia y esperare solazandome en los frutos de esta estación ligera y mustiante.
Alma de mi alma
con un amor infinito,
y sin las afectaciones de este mundo,
en lo inmudable te amaré,
donde nada ya se desordena porque el óbito todo ya lo ha desordenado,
en la última y estanca etapa,
a ti me consagraré,
unidos para siempre en el limbo,
en el paraíso ganado o perdido en estériles o fructíferas obras de misericordia o iniquidad.
Sabes que te esperaré,
mientras discurre la arena,
que con agujas une el tiempo y la vida.
Alma de mi alma, vida de mi no vida, vida de mi amor,
mientras se evapora tu vida,
en este otro mundo amándote te espero yo.
Escuchar
Te escucharé como solo saben escuchar los santos, en la quietud de su hornacina.
Te dejaré hablar, te dejaré pedir, te dejaré rezar.
Y te iras desnudando, ante mi, para ti y te entenderás en el proceso a solas de regurgitar.
Te escucharé, sin interrumpirte, dejándote libre en el expresarte, en el pedir, en el desear y en el buscar el camino para cambiar aquello que tu bien sabes no te hace feliz.
Te escucharé, como solo sabe hacer Dios a través de los santos, en la soledad de tu alcoba o en el sepulcral silencio de una capilla.
Háblame, háblate, que te se y te sabes escuchar.
Te dejaré hablar, te dejaré pedir, te dejaré rezar.
Y te iras desnudando, ante mi, para ti y te entenderás en el proceso a solas de regurgitar.
Te escucharé, sin interrumpirte, dejándote libre en el expresarte, en el pedir, en el desear y en el buscar el camino para cambiar aquello que tu bien sabes no te hace feliz.
Te escucharé, como solo sabe hacer Dios a través de los santos, en la soledad de tu alcoba o en el sepulcral silencio de una capilla.
Háblame, háblate, que te se y te sabes escuchar.
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