Frondoso microclima de dolor y de agrios huertos de naranjos.
En tu fidelidad de albatros reposare.
Nada teme a quien el afecto le protege.
Pretendiste mi preternaturalización.
Pero mi certero golpe de alfange, amputo la mano hostil.
Ni el barbero destizna tu cara, alma negra de cara recia y negra.
Zancadilleare la fortuna de tu anular.
Tras el desplome, nada me frena, nada me nubla, nada me impide ganar la batalla.
Ni el barbero destizna tu cara, alma negra de cara recia y negra.
Zancadilleare la fortuna de tu anular.
Tras el desplome, nada me frena, nada me nubla, nada me impide ganar la batalla.
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