Llagante y tumefacta
Se estorbaran las pulsiones, a la hora de ser saciadas. La angustia, inquisidora y paráclita, caminará delante nublando momentos. Sombras pesadas y lesivas, ángeles crueles que me acompañáis en las estancias que eligen los manipuladores deseo. En la oblonga estanqueidad de los espejos, me refugiare, y lameré a solas las escaras de mi vapuleada alma. Me enquisto y adormezco en la quietud protectora. No soporto depender, ser esclavo de la pulsión. Y me rindo a esta ivernación yagante y tumefacta.
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