La razón construye, la sin razón destruye.
Dime ahora que te pregunto, en que bando te encuentras, para que no me pierda yo en la fragilidad y el desconsuelo de los castillos de arena.
He puesto mis cartas sobre la mesa, y me dices que ya iremos viendo, que hay que dejarse llevar. Mi reina no opina lo mismo, y no esta dispuesta a sacrificar peones en un estéril campo de batalla.
Y yo vuelvo a preguntarte, cual es tu orografía, para que sin tropiezos transcurran mis aguas por tus tierras.
Soy consciente del poder erosivo de mi tesón, pero no me gusta fluir violento. Si no ir placido, lamiendo llanos, acariciando valles. No quiero tropezarme, con escarpadas montañas, que estanquen mis aguas, y en la quietud de los embalsados deseos se descompongan.
Dime lo que quieres y moderare mi caudal.
El fruto de tus tierras se lo debes a mi vivificantes aguas. Soy paciente, esperare tus insolentes barbechos, pero no olvides que la cosecha con sus réditos la espero recoger.
Soy consciente del poder erosivo de mi tesón, pero no me gusta fluir violento. Si no ir placido, lamiendo llanos, acariciando valles. No quiero tropezarme, con escarpadas montañas, que estanquen mis aguas, y en la quietud de los embalsados deseos se descompongan.
Dime lo que quieres y moderare mi caudal.
El fruto de tus tierras se lo debes a mi vivificantes aguas. Soy paciente, esperare tus insolentes barbechos, pero no olvides que la cosecha con sus réditos la espero recoger.
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