miércoles, 13 de noviembre de 2013

Sin nanas y sin cebolla

Sino de tiempos difíciles.
Elevar lo elevado.
Hacer inalcanzable lo que ya no se alcanza.
Ya sin nanas y sin cebolla.
Y a merced del frío viento.

Gemas de interior

Me adorno con gemas en el interior.
El brillo invisible a los ojos del avaro.
El brillo que nunca hace alarde de ostentación.

martes, 12 de noviembre de 2013

El informe

Parecer no es ser y ser no es parecer, que chasco para vuestra ansia heredipeta.
Costosa me saldría si dinero tuviera la muda del pelo de la zorra.
Buscan los alguaciles la alopecia en mi casa, que desatino de munícipes.
Donde están los raídos abrigos de furcia, llenos de calvas.
Bien lo saben los buscadores donde están, pues es palmaria su necesidad y calentura.
El precio del fornicio es un informe para manchar al sin macula.


Creadores de necesidades

En la necesidad está el beneficio.
Creadores de necesidades.
Satisfacéis satisfactoriamente para vuestro bolsillo, la necesidad que habéis creado.
Dios no regala necesidades, las necesidades siempre las crea el hombre.
Se domina en la necesidad.
Y necesitamos dominar.
Bucle infeliz de dependencias.

La flor negra


Cañonazos al cielo para derribar ángeles.
Hachazos de las asesinas presencias.
Me persiguen las rameras asiduas a las tabernas.
Las vulgares, de las pupilas dilatadas tras la ingesta de vinazo y chocolate.
Sopor de jergón de chinches y juegos para saciar el otro hambre, el hambre de la negra flor.
En la mesa de noche los anillos de verdín, pacotilla con catarros vaginales sudada.
Y en la silla del mamporrero, el abrigo sintético lleno de corridas y cotelas.
Todo chillón en el mundo de abajo.
Todo adquirido en el mundo oscuro de la abundante carne.
¿Que puedo yo envidiar a tan alta caterva.?

Negrura densa

Sois harapientas con ropas de domingo para poder usurpar las primeras filas en los convites.
Bañadas de luz sois aun más patéticas.
Fétidas y grasientas comadres de papos crueles.
Putas de luto, luto por las putas.
Reinas del ordinario orden y la sencillez de la pobreza de espíritu, ataviadas con el falso lujo de las prostitutas.
Con enternecedoras lagrimas de cocodrilo lubricáis vuestros ojos, pozos de robo, mentiras, estafas, y sexo sórdido, sucio y barato.
Negrura densa de verdugos invisibles en la penumbra.


Tobogán de crestas y baches

Nada eres en mi felicidad, pero en mi infelicidad lo eres todo.
Horas, tobogán de segundos de crestas y baches
Sufro sin distracción.
No es estanco mi presente al daño de ayer y al que se que me inferirán mañana.

El péndulo de nuestros estados

Es mi dicha tu tormento.
Es mi tormento tu dicha.
Se feliz hoy.
Porque gracias a ti vivo atormentado.

Debajo de mi casa

Es voluntad mía, de última hora que no me pisen los que siempre han estado debajo.
De baja estofa.
Debajo de todo.
Debajo de mi casa.
Siempre el infierno ha estado debajo del cielo y así debe continuar.

Tragedia de celos

La felicidad pende de un hilo de araña que la mano envidiosa rompe para quebrantarla.
Desazones regalo de mano enemiga.
Trampas, enredos que quien me odia me tiende.
Yo ya nada con ellos quiero, pero ellos pleitear conmigo quieren.
Pesadas moscas impacientes con los primeros fríos.
Que se guarecen calientes en la casa consistorial.
Casa de bandos y tragedias de celos.
Olivos sin ramas.
Campo sin nieves.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Me dais pena

Es duro vivir con envidia y por eso a pesar de mi cabreo me dais pena.
Vosotras nunca seréis nadie, estéis donde estéis.
Yo soy un universo, este donde este.
Y hoy ya no estoy a vuestro alcance.
Lejos de vuestras zarpas sigo creciendo.

Una muerta que se ha ido y no se ha llevado nada

Curte mi alma el precipicio.
Ante la celosía de sarmientos, por la que se cuela el pobre sol de la tarde.
Siento en mis manos las alfileres que me clavo para recordarme que sigo vivo.
Olor a higos de maduración tardía que picotean los pájaros.
Saboreo precipicios con intención de caer.
Colisiones, accidentes, que si no te postran te endurecen.
Tarde de campanas que doblan.
Una muerta que se ha ido y no se ha llevado nada.

Moscones de otoño


Sois moscones  de otoño, que me intranquilizan con los insistentes choques contra los cristales.
Ponedoras de huevos de infección, fabricas de pupas.
Negras vidas, que buscan la muerte.
Necrófagas, sois vosotras.
Zorras rubias, falsas y parásitas.

Sirénidos de coloretes groseros

Sois sirénidos hartos de bombones, de rostros enfermos de tiña, que ruborizáis con coloretes groseros.
Los pelos que hay en vuestros cubiles son los que no tenéis en vuestras gordas lenguas.
In crescendo va el lodo que sale de vuestras casa.
Forzáis a agachar la cabeza a quien natura se la dio más alta.
Hamponas amputadoras de honor.
Flota en vuestras puertas el tufo temerario de la nefandad.
Agria peste a comistrajo de orines, tripas, sebo y sangre.
Bruscas en modales.
Netas en estudios.
Ricas en malas mañas.
Achatarradoras de precisas y no propias maquinarias de oro.
Lejos muy lejos de vosotras hay que estar.
Peste bubónica, boletus satanás.

Los placeres embrutecedores

Tribu de hijos de puta que pasáis a falcata a todo el que despunta.
Sino en el que siempre termina medrando el barbaro.
Sanguinaria historia de vencedores, de empuñadores de armas.
Los placeres embrutecedores, los que más rinden.
Lo elevado, lo culto esta a su merced, a su magnanimidad.
Magnanimidad de bandidos.
Tribus barbaras.
Empaquetadores de cartas de amor cargadas de dinamita.
En la credulidad y la confianza rendís portentos.