jueves, 11 de junio de 2020
Reinas opíparas
Sin bozal ladran las reinas de la pacotilla, las pellejas de la antigua maestría.
Zurcen trapos, las nuevas banderas, los estandartes de la extendida miseria.
¿Quién encumbró a estas trompeteras? En la cima de esta torre de cadáveres.
¿Qué manos zafias abrazaron sus soflamas?
La perdición arriba en cuadrilla.
La ruina llega entre aspavientos y alharacas de grandeza.
La ruina nunca llega de puntillas.
La ruina vive a cuerpo de rey y orina desde las altas ventanas, al pueblo cretino que jalea su ley.
Las reinas del pringue asolan las despensas, y opíparas y necias se quedan en la puerta de los extranjeros convites, porque les impiden la entrada.
Males que el próximo no ve, y los ve el ajeno, desde lontananza.
miércoles, 10 de junio de 2020
Siento que soy de tu pueblo, querido Israel
No es fácil encontrar compañeros, y menos aun, para hablar de lo importante.
Los nuevos tiempos y su urgencia, imponen ajetreos muy necios.
Y uno se pierde y dispersa, aventando paja sin trigo.
Nada existe sin un partenaire, sin el camarada de los juegos honestos.
Somos desoladora incomprensión, sin la palmada de quien atisba la valía de nuestro intelecto.
Todo dura, el tiempo que uno comparte trayectoria, el tiempo del roce, del placentero intercambio de lacerantes caricias.
Todo se pierde, cuando la orografía y sus accidentes, separan trayectorias.
Todo permanece, a pesar de que nuestros cortantes filos primigenios, han sido domados por el rodar constante.
La memoria siempre es afilada, indómita y cortante.
Todo existe, al cerrar los ojos, porque en la memoria no se pueden amputar los miembros.
Y todos los miembros, duelen a pesar de que, en el lecho salvaje de la vida, ya no existen.
Sin palabras te entendería, pero prefiero el placer de las palabras, que son las que me hacen abrazar y abarcar la vida.
No quise nunca abrazar lo inconveniente, abrazar la maestría, ni el talento, ni la tilde diacrítica.
Pero como detesto la ambigüedad, abracé sin pensarlo la verdad y toda su estela de tormentos.
No me acicalo de verbos para mentir, me acicalo de sonoridad para pregonar en el valle, mi valentía y honesta osadía.
Entiendo de estiajes, como entiendo de irreparables ausencias, entiendo y eso me hace victima de sentir a priori las perdidas.
Me lamo la piel sin heridas, porque cuando me hieren y me defiendo con mi afilado verbo, no me puedo lamer.
Si tú, supieras todo lo que entiendo de caprichos, comprenderías que sólo vivo de ellos, y que por ellos y su fugacidad me muevo.
Un pueblo, es siempre más de uno, y siento que soy de tu pueblo, querido Israel.
domingo, 7 de junio de 2020
La gallardía de la necedad
Tiene su gallardía la necedad, tiene su soberbia.
Es osada defendiendo su cuartel de miserias.
Proeza de torpe, que no atisba que el horizonte no muere, donde él, lo deja de ver.
Acampa al raso, y se calienta en los rescoldos, de la pira del ingenio.
Pues nada hay más amputador, que un gobernante mediocre y necio.
Mutilados soldaditos de plomo, por la brava egolatría, del mondo capitán.
De puntillas tus pupilas
De puntillas tus pupilas, recorren mis renglones, buscando colisionar.
Chocar con mi lacerante verbo de temeridad.
Yo me encabrito en mi aprisco, y doy puntapiés a tus razón.
No es puntual mi ceguera, es la dramática consecuencia de mi angulo.
Es la empalizada de mis miedos, de la red que me salva.
Costuras atroces de verbos heridos.
Tus pupilas de puntillas, me advierten de mis desvaríos.
Doy puntapiés a tus razones, porque tengo muy arraigada la inercia, de dar puntadas con las mías.
Escorado me desangro, en el castillo roqueño de mi inabordabilidad.
sábado, 6 de junio de 2020
Mordiscos al aire
Lanzo mordiscos al aire para desbravar la furia.
El pesar es un cuarto angosto, que obliga a dormir de pie.
Soy centinela, guardián de tormentas.
Tu parecer me importa, tu fe en mi me ahoga.
No quiero engañarte, pero el amor es engaño.
Persigo ser tu ideal, y me defraudo a mi mismo.
Son las caricias, carceleras de mi indomito brío.
Esclavo de la belleza, que tu ojos percibieron una vez.
La belleza es un rito, es un camino lleno de meandros.
Preso de las rutinas, que me hacen bello a tus ojos.
Ideal imposible, que el sueño arruina.
Lanzo mordiscos al aire, por no morder tus carceleras manos.
jueves, 4 de junio de 2020
Acicalar
Sólo se acicala la calumnia,
sólo se maquilla el defecto,
sólo se corrige la sombra.
El brillo y la destreza se pulen,
pero nunca se recomponen,
ni acicalan.
Cuando uno quiere engañar,
uno se acicala.
Sólo se plancha la arruga.
Siempre en la doblez,
está escondida la tara.
martes, 2 de junio de 2020
De revoluciones
Los ojos no ven lo que el cerebro decide que no existe. Y en ese momento se activa el proceso arduo de la negación, el proceso que únicamente secundan los afines, los iguales en tara psicológica.
No deja de existir lo negado y justificar su no existencia, genera una alambicada red de patrañas, un castillito de medias verdades, de amputados datos, de recortes cosidos para generar el corpus inexistente de un fraude.
No quieren ver y arrastran a esa religión, a quien se deja, a quien en su debilidad necesita o ve conveniente vivir de migajas.
Es una pringosa trampa el embuste, porque presos de patas y pies quedan los que seducidos por el tufo del reparto, se le acercan. El lado oscuro o meridianamente claro que decidimos no ver, está condicionado a una promesa, a un estatus que nos negó natura, a la revoltura que dará la vuelta a un reparto que por vaguería y torpeza no nos favorece. Revoluciones auspiciadas para trastocar el poder, pero que necesitan de ingente patulea.
lunes, 1 de junio de 2020
Distópico
¿Qué es ser concordante?
¿Qué destreza habita en concordar?
Abnegada corona de necio.
Pavos reales de potente ideario, fachadas telón.
Óxido de plomo para tapar cacarañas.
Litarge de oro para el telepredicador.
Cumbre borrascosa de estulticia perpetua.
Bufonesca corte,
que busca con la mano izquierda,
la tajada, que le da el hampón.
Soy discordante, disidente, distópico.
No acaricio la bondad, no la halago.
La bondad está impregnada de conveniencia.
Es esclavizante la conmiseración.
La ficticia calidez de la filiación.
El vértigo borra los pasos de la traición.
Te querré
Te querré sin estar presente en tus horas.
Te querré libre y a nada te ataré.
Te querré sin que tu sepas que te quiero.
Porque no hay nada más generoso que amar en silencio.
Te amaré vigilando tus pasos y mandando emisarios que eviten tus tropiezos.
Te querré y nunca lo sabrás.
Te querré y sólo Dios y la soledad de mi alcoba lo sabrán.
La rebeldía
La rebeldía. es un encabritado mar,
no es calma lo que subyace tras la creatividad
y ese afán por ir contra la imperante corriente.
Es tan grande el miedo a ser corriente,
que con demasiada frecuencia atenaza.
La rebeldía no es un estado perenne,
La rebeldía no es un estado perenne,
uno necesita descansar
y en ese descanso
uno se deja llevar
por el cauce de la convención.
Los afectos nos ahorman
y son ellos, los que más nos amputan las alas,
volar es una proeza
y es imposible volar
sin aborrecer.
Para crear, uno tiene que morder salvajemente
la mano que lo doma, amansa y acaricia.
Siempre son necesarias las pastillas,
muletas que nada demandan,
que van de nuestra mano a la boca
y vuelven de la cabeza a la mano,
tras apaciguar la destructiva furia.
domingo, 31 de mayo de 2020
Terrosos relámpagos
Tiempo de pámpanos.
Tiempo de luz.
Tiempos áridos.
De zánganos y laboriosas.
De terrosos relámpagos.
De tormentas de agónico mayo.
Tras olvidar
Tiempos dramáticos.
En la estroboscópica
teatralidad del relámpago.
Peligroso es el olvido.
Peligrosa es la selva tras olvidar.
sábado, 30 de mayo de 2020
Rodar
Adoro el verbo rodar y todo lo que entraña, habla de no resistirse y dejarse domar, por una corriente que no es nuestra. pero que asumimos como inevitable y dramático cauce.
No quisiera rodar, pero ruedo, confundida entre una multitud de cantos como yo, que el agua y el áspero lecho van ahormando.
Soy el producto de mi falta de rebeldía, o de una rebeldía que se deja llevar, de una rebeldía que no crea cauce, sino que se encauza en el vial establecido por esta sociedad para protestar.
Siento que ya no soy nadie, que me he diluido en este estanque infecto, en este acomodado paraíso de putrefacción.
Adoro el verbo rodar, porque es cómodo, porque es un acto sin premeditación.
Necesito pastillas para dormir, porque ser convencional me frustra, pero no tengo fuerzas para oponerme a nada.
viernes, 29 de mayo de 2020
Mariela
Mariela, siempre buscó y encontró el placer en las barracas de la noche, en los cuartos donde vivían hacinados los negros de la hacienda de su padre. Desde pequeñita le gustaba refugiarse allí, a pesar de las broncas de su institutriz. Tenía querencia a aquellas manos enormes y negras, que no manchaban su cuerpo níveo e indómito. Le gustaba adentrarse en aquella penumbra de olor acre, penumbra de cuerpos que descansaban rozándose, pegados unos a otros en la oscura noche.
Mariela Albarran de Mendieta y Solorzano de Trevejo, era la única hija de aquel amañado casamiento, era la heredera de la hacienda y el título, de un linaje alambicado y esteril, de abortos, desamor y muertes prematuras. Marquesa de Peña Brava, Grande de España, y amante de recios negros.
miércoles, 27 de mayo de 2020
Son jineteras
Son jineteras, pero no lo saben.
Odres de manteca que no doma la faja.
Son jineteras, pero nadie lo sabe.
Crecidas, en este valle de hombres desbravados.
Son insomnes envidiosas, que se florean en los velorios.
Son chandaleras, mondongas embutidas en mallas de lycra.
Os conocerán, por vuestros delatores labios, que relatan la calentura de vuestras miserias.
Son jineteras, y sólo yo lo sé.
Varadas en las puertas, sorbiendo brebajes, como loros almizclados en una zorrera.
Son jineteras, y Dios también lo sabe.
Mondongas que compiten, mientras se derriten sus chinos afeites, en las siestas largas, en los caminos a la era, en los sofocos de primíparas añosas.
Son jineteras, crecidas en este tóxico valle.
Nacidas en la calentura. que ansía la estridencia de un star, asido por alfileres, de la caja tonta.
Crecidas lustrosas, que se ponen a dieta. mientras comen pan pringao.
Crecidas, al amparo de una selva de zánganos.
Crecidas, sin Reina.
Sin labor, ni oficio, o con el único oficio de oxear moscas, en los tórridos mataderos, en las usurpadas primeras filas.
Hijas de las filias, defensoras de las fobias.
Adoradoras del tocino de Satán.
Son jineteras, amoratas y macilentas.
Son jineteras, que se pavonean con sus chonis marcas.
Son jineteras del chancro y la almorrana.
Son rasante zafiedad.
Puiton, Bumberrys, Andidas, Lancos, H.de P.
La miseria, no es consciente de su rastrera miseria, si asesina la referencia.
Aves de corral, gallinazos.
Escarbais en los despojos del Santo libérrimo.
Asesinas de ángeles. tronos y dominaciones.
Ya no hay hombres, y son jineteras.
El circo, ya no necesita carpa.
Chinchorreras, chafarderas, rubias de potasa.
Cacatuas lustrosas, que no se van, aunque tienen abierta la jaula.
Son jineteras, en este estanque de brillos orinados y atroz endogamia.
El Verbo, no habita en vuestras casas, aunque vosotras, matáis con vuestros verbos envenenados.
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