La felicidad es muy prosaica, es una lluvia fina e intrascendente, que nos empapa sin darnos cuenta y nos fortalece para afrontar traspiés.
sábado, 16 de enero de 2021
Busco
el aire cálido que asciende del frescor del llano.
Busco en el vértigo la bravura domeñada.
Asciendo en la cumbre de aire purísimo
añorando el verde intenso de la hierva del llano.
Asciendo para rodar, así son las cúspides,
rozar el cielo para después dejarse caer.
Caer en la eternidad del olvido,
del reposo eterno bajo la fresca tierra del llano.
Mi palma abierta
con mi palma abierta
su pecho,
busco
el martirio
de su corazón,
busco
sentir su galope
y sincronizar
mi pecho
en unísono trote.
Mi palma
busca
acariciar
el corcel
desbocado
encerrado
en la cárcel
de su pecho,
el corcel
que brama
al unísono,
que galopa
ya hermanado
al mío.
Es mi mano,
el auriga,
de los dos corceles.
Es mi palma
la que mece
la partitura
de una música
tan sacra.
Desvalimiento
lo que me atrae,
su delgadez,
su descuido,
esa extraña sonrisa
en la que sus ojos
no sonríen.
Seguramente es más fuerte
de lo que trasmite
su fachada de fragilidad,
está más curtido,
domado por la vida.
Hay vidas muy cortas,
que son muy intensas.
Hay intensidades
que atraviesan cables muy finos,
y los abrasan
para siempre,
Con esa intensidad
me atrae
su desvalimiento,
su altura,
la gelidez
de su aún,
inexplorada testa.
lunes, 11 de enero de 2021
El denso follaje
El deseo es lineal, pero la hipocresía fuerza, a esta embalsada furia, a transcurrir por cauces meandrinosos.
De este modo en los recodos, en los trayectos abandonados, en las curvas angostas, es donde el placer se desinhibe, se libera y desordena, en una torrencialidad y urgencia que no necesita palabras, solo mugidos e indicaciones bravas.
Despertar a este oculto cosmos, requiere dominar unos códigos, practicar unas reglas, asimilar las leyes de esa trastienda de sexo rápido a la luz de la luna.
Traspasado el umbral iniciático, uno, ya forma parte de este martirologio, uno, entra en la asamblea, en la grey de los proscritos, de los seguidores del culto a los placeres prohibidos, de la culebrina ansia, del fuego que crepita en las entrañas buscando la sombra, el follaje denso, el mullido lecho de hojarasca.
Mistérica religión es amar iguales y no querer reconocer que los amas.
Se desdibuja el lomo de la tierra que nos cubre
devora memorias,
esparce olvido.
Son sólo las obras
diseminadas por nuestra existencia
las que sobreviven algo más.
Loco empeño
es querer preservar
de la carcoma los legados,
de la frágil memoria de los afectos,
que con presteza
se recomponen de nuestra ausencia
y rinden jactanciosa cuenta
de nuestros pequeños tesoros.
Se pierde el camino,
se desdibuja
el lomo de la tierra
que nos cubre
y una vez enrasado
el terreno,
ya para nadie existimos,
ni las letras sobre el mármol,
fijan eternamente nuestro nombre,
ni los dígitos
de nuestro corriente óbito.
Partimos de este mundo
para desaparecer,
para ser sólo
grano de arena sin nombre
en la enorme playa
del olvido.
Príncipe de mis tinieblas
cuando nos anega y encharca el amor.
Mece la pasión
mil desvaríos
y fuerza a transitar
ignotos caminos.
Empapados del brío
que da tan loco empeño,
cruzamos abismos
y rodamos por precipicios,
recomponiéndonos a la fatalidad
con un solo y único suspiro.
Dime,
Príncipe de mis tinieblas,
que me amas
y supeditare toda mi existencia
a tu amor.
Gemidos diligentes
la tormenta
que ansían mis brazos
sería feliz.
Es tormento la soledad,
no tener un hombro amante,
unos brazos envolvente,
un corazón que crepita desbocado,
unos labios suaves que balbucean gemidos diligentes.
Quisiera oír:
TE QUERRÉ SIEMPRE.
domingo, 10 de enero de 2021
Como manto negro de Parca
sin titilar de estrellas,
como manto negro de Parca.
La luna se ha escondido
en la oscura borrasca.
Y el frío que me entumece
no puede ni saludarla.
Maúlla la gata encelo
desesperada en la escarcha.
Y mis tres fieles centinelas,
corretean en las tinieblas,
pensando que pueden pillarla.
Me recorre culebrina la desdicha,
en esta noche tan parca.
Blogs abandonados y a la deriva
Entrar en algunos blogs, es como entrar en un barco pirata, repleto de tesoros, que surca los mares virtuales, sin que ya nadie lo guie y capitanee. Son barcos fantasmas en los que te adentras recorriendo con minuciosidad todas sus cámaras y recamaras. Camarotes en los que con urgencia heredipeta abres cajones y buscas febrilmente las alhajas. Y ebrio en esa soledad en la que husmeas las pertenencias del otro y te apropias y empapas de su ignota valía, te sientes rey de ese navío que surca los mares. Navío en el que hace mucho tiempo su desaparecido capitán ya nada escribe en el cuaderno de bitácora. Y con loco empeño buscas saber de ese 89 % de iceberg a la deriva que no ves, de esa enorme isla de soledad que como paraíso abandonado recoge náufragos como tú. Buscas saber el porqué de ese 11% que emerge y en el que tu te reconfortas y guareces. Este navío es una isla como tú y eso te hace sentir menos solo, menos vulnerable.
Mis dedos torpes
caminan lentos.
Y las letras no desfilan marciales
y se alborotan mis pensamientos.
Entumecido estoy,
cautivo de una escarcha
que todo lo coloniza.
Frías palabras de frío invierno.
Es mi afán por retratar
cotidianos instantes,
ráfagas de volátiles pensamientos,
es mi afán el que me fuerza
a a organizar este desfice
de marcialidad incierta.
Se despereza el sol,
que aún no calienta,
resquebrajado por las siluetas negras
de los desnudos robles
de esta mañana de torpezas.
sábado, 9 de enero de 2021
Costas romas
y su sal me desbrava.
Soy ya costa roma,
en mis playas ya nada encalla.
Ni piratas,
ni arrogantes capitanes
de navíos belicosos.
Ni se escuchan ya
los sirénidos cantos
que hacían enloquecer a los marineros.
Sin filo y sin poder,
sin puerto, ni bahía.
Casa sin abierta
que ya sólo aire
y olvido encierra.
Alturas
Soy de peldaños,
no soy de metas gélidas y altivas.
Soy de pasos pequeños sin gloria.
No habita mi ansia en las estrellas.
Si la cumbre me llegara,
me llegará tras cruzar el llano.
No persigo la meta que se pierde en las alturas
y es difícil de ver.
Filomena, la muy amada
Casi cuaja la blancura
en mis curtidas palmas.
Queriendo apresar
la delicadeza de los cristales
que caen del cielo,
he tropezado.
Cuando uno mira
muy alto y se embelesa
con lo níveo,
pierde el paso.
Casi nieva en mi patio,
en esa minúscula parcela
de mundo que me pertenece,
que creo que es mía.
Casi siento
el gélido dulzor
de las estrellas heladas
que esta borrasca
de nombre bellísimo
nos regala.
Filomena,
la muy amada,
nos trajo la escarcha,
nos trajo la blancura
que desdibuja
la maldad del valle.
jueves, 7 de enero de 2021
Bruma d´ Evildoers
Ella nunca supo entender la fascinación de algunos clientes con sus pies. Bruma, siempre se considero una mujer de mirada glacial, con una mirada de un azul clarísimo, con un elegante toque de estrabismo convergente. Una mujer, que incluso sabia del magnetismo de sus grandes pechos, y de esa primaria atracción de muchos hombre mal destetados, por chupárselos.
Bruma d´ Evildoers, como se hacia llamar en el ambiente del Gran Bulevar, nunca pensó que su baza más rentable terminara siendo sus pies.
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