que es imposible
no desearlos.
Las luces estroboscópicas
iluminan con sus espasmos,
las manos que levantadas se agitan.
Voy de alcohol y estasis,
trágica combinación
que me hace
desear e imaginar
que esas manos acarician
todos y cada uno
de los centímetros
de mi cuerpo.
Imaginar que esos
dedos largos y finos
enredan y hacen caracoles
con mi ya de por sí encaracolado
vello púbico.
Hay cuerpos,
que es imposible
no desearlos.
Hay manos que sé
que colmarían
todos mis deseos.
Me he quitado la camisa
y a puro mi decima cerveza,
tengo el corazón a mil
y las locas manos
que hay entorno a mi,
me hacer dan vueltas.
Cada segundo es valido,
cada locura es vivir,
aunque sea a fogonazos,
en esta selva de saltos
y manos que intentan acariciar,
como yo,
el cielo.