Vuelven a doblar a muertos, en este pueblo de ausencias y escasas presencias.
Campanas que suenan nítidas, a seco bronce.
Torre, que día tras día me martiriza despeñando sobre el caserío desgracias.
Corre ya en la calle la alabanza hueca, loa al que certero tenemos que ya no vuelve.
Hoy, en estos días de sol, días revueltos, donde se ha denostado el luto, acudirán los multicolores loros a llorar en falsete.
Guirigay de indumentarias descriteriadas que ningún dolor trasmiten.
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