martes, 25 de junio de 2019

Eloy de la Huerta


Eloy de la Huerta, siempre estuvo tras las faldas de su madre y al amparo de la Santa Madre Iglesia.
Desde muy pequeño fue monaguillo y pupilo de Don Honesto. Entró, como era natural, en el Seminario, siguiendo los pasos de su primo, que ya había sido ordenado y era en ese momento coadjutor en la Iglesia de San Juan Bautista de Tabarca la Real. En el Seminario Menor de Azaba permaneció interno hasta justo un año antes de la ordenación. Fue una sorpresa para todos y sobre todo para Delfina, su madre, que veía truncados sus planes de ser la madre de un canónigo de la Catedral de Santo Domingo de Guzmán, de ser como su parienta, como su cuñada Mercedes, que ya tenía a su hijo Braulio como Deán de la Catedral. Abandonó el Seminario sin razón aparente en un primer momento y desoyendo los consejos de su primo que le vendía el mejor de los porvenires posibles tras su ordenación. Y así pasó de unas faldas a otras, paso de las faldas de su madre a ir tras las faldas de Meña, tras las faldas de Eugenia Corrales.

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