martes, 4 de junio de 2019

Gervasio Valiente Tizón


Era una pasión animal la que movía a El Jabalí Cabreao, al ser primario que moraba en el fornido cuerpo de morlaco que cuando estaba borracho envestía putas en la calle oscura del Medral. Gervasio Valiente Tizón, era de natural agrio, era de natural siniestro, burro, de apariencia muy primaria, de porte descomunal, de envergadura ancha. Sus manos grandes y recias, sus hábitos muy básicos y su vocabulario parco y tendente al mugido o al rebuzno. Era un gran animal con mirada de cordero, sólo sus ojos te transmitían humanidad, te transmitían mucho cabreo, mucha ofuscación, mucha tristeza. Gervasio era una bestia incomprendida y sin civilizar. Sólo un año estuvo en la escuela y calo poco en su dura mollera, muy pronto lo mandó su padre a cuidar cabras, apenas tenía siete años y lo forzaron a estar solo en la sierra, con la única compañía de un mastín y su centenar de cabras. Creció indómito, huraño, sin palabras para expresar sus pensamientos y las contradicciones de sus instintos.

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