jueves, 21 de mayo de 2020

La codiciada tersura


Cuando los efímeros talentos,
nos catapultan a la estelaridad del Olimpo,
olvidamos que son mudables,
caducas destrezas,
que una vez perdidas nos forzaran a rodar,
por la empinada pendiente de la elitista cima,
que nosotros de modo veloz,
por la codiciada tersura,
conseguimos disfrutar un precario tiempo.
Perdido el brío,
Zeus, sustituye la corte,
por una nueva y fresca hornada.
Ídolos de tierno barro, que mancilla el manoseo.

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