Besos de esclavo.
De navío rendido.
Aguas someras, que tras el bello espejo de sal ocultan escollos.
Se desangra mi pecho lacerado por el rojo coral.
Pesca de arrastre, que arrastra ingenuos infantes.
Palabras no dichas, que en el estanque de mis entrañas navegan hirientes.
Todo pesa, todo ancla, nada desata.
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