miércoles, 3 de julio de 2019

Tiene las manos vacías el que rebosa tersura


Que blando enemigo, es la lustrosa azucena.
Que poco bragada, está la hermosura.
Guarnecido por la artillería de los años, ya no espero asedios.
Es grosera la insolencia, del que siendo cautivo en torre de oro, se sabe que no es blanco de nada.
Mariposas que no vuelan a tan alta altura, que tienen bellísimas y fugaces flores, en la primavera del llano.
Corto horas con el cuchillo en la mano, oteo cuchicheos desde la inexpugnable atalaya, desde el lóbrego fortín de las nieves.
Que blando enemigo, es quien me rinde en los sueños, que cuitas se trae quien tan caro me vende la efímera ternura.
Que preso estoy, siendo tan libre, que poca felicidad me trae, no tener ataduras.
Batallas de noche y dia, en la soledad de los terciopelos, sin la torpe hermosura.
Tiene las manos vacías, el que rebosa tersura.
Soldados de plomo y de frágil calamina.



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