domingo, 1 de marzo de 2020

Detonao, con los ojos revolaos


La noche es incierta, es una trampa, es un refugio, es una fiesta.
No hay mejor forma de esconderse que entre el ruido y la vorágine de rarezas.
Todo el mundo es perverso en la noche, todos iguales y uniformados por el vicio.
Sonaba a toda mecha entre flashazos estroboscópicos:
- Detonao, detonao, detonao, con los ojos revolaos.
Así, uno no piensa, hace una pausa en la comedera de coco que es el día.
La noche fascina, en su travestismo, en su libertinaje, en sus miradas de lupanar.
Lorenzo, se escondía en aquella trampa, de medias verdades, de medias mentiras.
Era fácil hacer, después de unos tiros, después de unas caladas, después de unas copas. Sin aquel catalizador no era nadie, no había valentía, no existía el coraje de ser, de hacer aflorar la sumergida verdad que le permitía vivir sus amores estroboscópicos que se desvanecían al amanecer.

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