Pero nuestra realidad es vomitiva como un café con sal.
Irán surgiendo de nuestros recuerdos.
Nuestros caprichos de fulana.
Nuestra marea traerá a la orilla los cadáveres de nuestras batallas.
Batallas perdidas.
Contra el amor.
Contra el rencor.
Contra la inconveniencia.
Juguetes rotos con los que nadie ya juega.
Porque tambien nosotros cometimos la osadía de con otros jugar.
Y tras el manoseo abandonar.
Juguetes ultrajados, violados.
Heridos en los fueros más íntimos.
La orilla siempre te escupe lo que un día intentaste tapar.
Son los caprichos del pantano donde intentamos enterrar errores.
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