Madruga tanto la tristeza.
Como esa desazón de sol de almíbar.
Sol que en el patio no termina de desentumecerme.
Soy un lagarto, que se asolana hambriento de calor.
En la algarabía disléxica de los agapornis esconderé mi queja.
Lo sabes bien no entro en calor por fata de caricias.
Caricias que mitiguen mi invierno de desamor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario